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El Telégrafo
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Las iniciativas para reducir el uso de plásticos son aisladas

La mayoría de las personas sale con fundas de los supermercados. En las cajas de ciertos comercios hay advertencias de que ahí no se las proporciona.
La mayoría de las personas sale con fundas de los supermercados. En las cajas de ciertos comercios hay advertencias de que ahí no se las proporciona.
Foto: Jhon Guevara / EL TELÉGRAFO
21 de junio de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

El 20% de los hogares del país utiliza bolsas de tela u otro material reutilizable cuando realizan compras de víveres, ropa o calzado; mientras que el 78,9% usa fundas plásticas que les entregan de forma gratuita en tiendas y mercados.

La cifra sobre hábitos de comportamiento ambiental elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) evidencia que en el país aún no está posicionada la conciencia de reducir la utilización del material que afecta, principalmente, a los ríos y océanos.

La ingeniera ambiental Jhoanna Rosales cree que una forma de reducir el uso de las fundas plásticas, tipo camiseta, es cobrar por ellas.

“Esto es una alternativa que ha funcionado en varios países del mundo y da resultado, porque al tener costo el usuario opta por llevar su propia bolsa”.

Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Colombia, donde se estableció un valor por su uso. Se inició con $ 0.30 y al momento bordea los $0,60. Esa medida se adoptó porque se comprobó su utilización desmedida (seis a la semana por persona).

Hoy, en casi dos años de vigencia del impuesto, se redujo en tres millones el desperdicio de material.

Otra alternativa es la creación de una normativa que regula la responsabilidad extendida del productor. De esa manera se hará cargo de todos los artículos cuando concluyan su vida útil.

“En el país esto solo se lo tiene para los celulares, que ha funcionado de forma adecuada, pero aún falta porque se requiere voluntad, interés y política pública para disminuir este consumo”.

Para la educadora ambiental Silvia Sánchez es fundamental que las personas tomen conciencia de que ya no es suficiente con reciclar.

“Se debe dejar de consumir productos que sin razón vienen en fundas plásticas. Es el caso de las verduras o las frutas. Así obligaremos a los productores a que eviten presentaciones absurdas,  como las manzanas cortadas en pedazos metidas en una envoltura”.

Pequeñas propuestas
Supermercados (pocos) y pequeños productores intentan cambiar los malos hábitos de consumo de las personas y brindar alternativas.

En las cajas de los grandes mercados hay letreros en los que alertan a los clientes de que ahí no se brindan fundas plásticas.

En otros establecimientos premian con productos a los consumidores que llevan sus canastos para víveres.

Paulina Hidalgo, quien acostumbra a llevar su bolso de tela, se sorprendió cuando la cajera le dijo que debido a  su responsabilidad recibiría una esponja para el lavado de la vajilla.

Renato Salguero, gestor ambiental, ve esa medida como acertada.

Los incentivos a los clientes -agrega- son mejores que establecerles costos, pues muchos preferirán buscar lugares donde no les cobren por las fundas.

El experto sugiere volver a las prácticas de tiempos anteriores cuando se usaban botellas de vidrio para la leche o papel para entregar los granos o las harinas pesadas.

Igualmente, una empresa de bebidas gaseosas promueve el uso de los envases retornables.

La pequeña empresa tiene su propuesta. AMA, productora de miel de abeja y barras energéticas basadas en amaranto, modificó su empaque, debido al problema mundial con el material.  “Volveremos al papel”.

Hoy sus barras energéticas de amaranto están envueltas en papel de cera y sujetadas por una hebra de lana.

El Consejo Provincial del Azuay, en su primera sesión, votó a favor de la “Ordenanza  provincial para la regulación de plásticos de un solo uso”.

La entidad tendrá 60 días para su socialización. 

Las políticas vigentes
En el país, los municipios tienen la potestad de incorporar a sus ordenanzas una resolución que prohíba los plásticos de un solo uso.

La provincia de Galápagos y Guaranda son las primeras que iniciaron la aplicación desde el año anterior.

En mayo de 2019, el Ministerio del Ambiente y los alcaldes del país acordaron adoptar una ordenanza base que establece, entre otros aspectos, el uso de sorbetes plásticos hasta seis meses después de la expedición de la normativa.

“A partir de ahí quedará prohibida su fabricación, comercialización, distribución y entrega”.

Los envases de espuma  podrán producirse y comercializarse hasta 36 meses; mientras que el uso de las fundas plásticas estará limitado luego de seis meses para las que contengan menos de 35% de material biodegradable, un año en las que posean entre 36 y el 50%, 21 meses para las que llevan 70% y 24 meses las que son fabricadas con el 71% en adelante. (I).  

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