En las calles 9 de Octubre y Pedro Carbo, que rodea la Plaza San Francisco, grupos de personas en defensa de los animales aprovechaban los semáforos en rojos para levantar las pancartas en las que rezaban “Ya basta de crueldad hacia los animales”, “No al maltrato”.

La escena formaba parte del plantón que rescatistas, voluntarios y representantes de fundaciones como Trato Ético a los Animales (TEA), Un perro fiel, entre otros, protagonizaron para pedir que el maltrato animal no sea considerado una contravención, sino como delito.

Recientemente, en el nuevo Código Orgánico Integral Penal (COIP) se plantea tipificar como contravención el maltrato y muerte de animales domésticos.

Según Zahyra Jorgge, no es suficiente una contravención, sino que hay que considerarlo como delito. “Una persona que mata a un animal solo paga una multa de 15 dólares, eso es lo que cuesta la vida de un animal. Luchamos para que esta persona pague por lo que cometió, pero en prisión. Claro que deberá ser penado por la gravedad del maltrato, porque no es lo mismo que alguien viole o despelleje a un animal a que lo deje sin comer. Solo de ese modo la gente le dará importancia”, asegura la joven.

Para la israelita Oli Weissbrod, quien llegó a Ecuador hace cinco años y colabora con algunas fundaciones, existe maltrato pasivo y activo. Explica que el primero se da cuando no se controla mediante esterilización la reproducción de los animales que luego terminan en las calles. Mientras que el activo tiene que ver con la violación, la tortura o cuando no les dan de comer. “Esto debe ser prohibido y penalizado pero con una pena que sea sensible para las personas, como ir a la cárcel o con altas multas”, asegura.

Cuenta que en su país tienen los mismos problemas, pero que todos los animales están bajo la custodia de las municipalidades. “Hay unidades de ambulancia que atrapan los animales callejeros, los estirilizan y los devuelven”.

Asimismo, dice, en Israel uno puede ir a cárcel y pagar una multa de alrededor de 1.000 dólares. “Por eso antes de patear un perro o envenenarlo esa persona lo pensará diez veces”, indica Weissbrod.

Sin embargo, para Mónica Chonillo, del área de denuncias de TEA, el maltrato al animal va más allá de querer considerarlo como un delito.

“Muchas de las personas que exigen que sea incluido en el COIP nunca denuncian los casos. Cuando la gente rescata, rehabilita el animal, lo saca de las garras del explotador y no denuncia a éste se convierte en un solapador”.

Asegura que aunque apoya que se incluyan sanciones enérgicas de nada sirve que se endurezcan o haya prisión de 3 a 7 días si nadie denuncia en la Comisaría de Salud, donde el trámite es gratuito.

Chonillo explica que desde 2009 existe un reglamento de tenencia y responsable de perros del Ministerio de Salud Pública “mediante el cual esta fundación denuncia regularmente en la Comisaría de Salud casos de maltrato, explotación y abuso animal”.

Pero mientras eso ocurra, los voluntarios y rescatistas de animales se sumarán, como Andrea Moscoso que un día de su tiempo lo dedica a pasear a los caninos de la Fundación Amigos con Cola o Melina, quien se ha ganado algunas enemistades en el barrio del Seguro por defender a gatos y perros maltratados. Ellas tienen en común proteger la vida de los animales.