El Plan Toda una Vida trabaja en la consolidación de comunidades
Con un crayón negro, Gabriel Saltos era el más entusiasmado en dibujar el árbol, que representa el logo de Toda una Vida. Junto a los niños y nuevos vecinos del proyecto habitacional San Alejo, en Portoviejo, compartió momentos de alegría y unión, mientras en conjunto pintaban lo que sería la nueva rayuela de una de las áreas infantiles.
Esta es una de las actividades que los gestores de comunidad del Plan Toda una Vida, junto a sus pares de Ecuador Estratégico, realizaron con los primeros 500 beneficiarios de las viviendas entregadas; como parte de la Misión Casa para Todos, a quienes perdieron sus viviendas en el terremoto de 2016 o que vivían en zonas de riesgo.
Se construyen comunidades
“Siempre se pensó en entregar casas pero no en el tema social y comunitario. Se construían viviendas dejando de lado lo humano. Infraestructuras frías, pequeñas, sin áreas verdes, buscando cubrir una demanda, sin considerar el bienestar familiar”, indicó Isabel Maldonado, secretaria técnica del Plan Toda una Vida (STPTV).
La Secretaría Técnica, a través de las brigadas Las Manuelas y los gestores comunitarios, quienes articulan las necesidades de las personas en el territorio, trabajan en el proyecto de construcción de comunidad. Esta iniciativa, impulsada por Rocío de Moreno, presidenta del comité Plan Toda una Vida, atiende a más de 8.500 beneficiarios en distintos proyectos habitacionales en el país.
“Estamos felices de poder entregar las viviendas a las mujeres, para empoderarlas y construir con ellas y sus familias comunidades sanas, armónicas; con espacios verdes, accesibles para personas con discapacidad, libres de violencia, donde niños y jóvenes puedan construir su futuro en un ambiente de paz”, destacó Rocío de Moreno, durante la entrega de viviendas en el proyecto San Alejo, en Portoviejo.
Uno de los beneficios para los cientos de hogares de atención prioritaria, a más de contar con una casa propia, es que esta cuente con acceso a otros servicios sociales cercanos. Los beneficiarios detallaron que es un sueño cumplido, consideran que es la puerta de entrada para conformar vecindarios armónicos y seguros, una tarea que demanda trabajo y organización.
Lugares inclusivos
Los gestores de comunidad, a partir de los datos del registro social y en coordinación con los ministerios de Inclusión Económica y el de Vivienda, validan en territorio a los potenciales beneficiarios. Con ellos se aplica un protocolo de mudanza ordenada y segura a las nuevas viviendas, que se asignan teniendo en cuenta el número de integrantes de la familia.
Así como la accesibilidad para personas con discapacidad, adultos mayores y otros criterios.
Previamente se realizan encuentros con los beneficiarios con quienes se trabaja en talleres y capacitaciones, con el objetivo de fortalecer la corresponsabilidad de las familias. Entre los temas está el manejo de las cocinas de inducción, con las que están equipadas todas las casas. Así como manejo de desechos, cuidado del medio ambiente y uso de espacios verdes.
Estas actividades permiten, poco a poco, que todos los beneficiarios construyan participativamente, el manual de convivencia, en donde establecen las reglas para convivir en armonía.
La inclusión socioeconómica es uno de los ejes más importantes en el que se trabaja a partir de la identificación de necesidades económicas. Para la ejecución del Plan Toda una Vida y la Misión Casa para Todos se coordina de manera intersectorial con ministerios, al igual que con organismos de cooperación internacional o empresas privadas, para el desarrollo de las personas en situación de pobreza moderada y extrema pobreza.
Durante el acompañamiento de las familias, los gestores de comunidad identifican potenciales emprendedores, para que formen parte de la incubadora de emprendimientos del Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro). Esta cartera de Estado y los gestores acompañan en todo el proceso para la ejecución y fortalecimiento.
Se conformó una asociación de mujeres, quienes crearon una panadería en Ceibo Renacer, en Manta. Mientras que en San Jorge, en Portoviejo, y Huarcay, en Quito, se trabajó con un grupo de jefas de hogar en la creación de un taller de costura; que, al inicio empezaron a elaborar las cortinas que tendrán las viviendas de ese proyecto; gracias a la donación de telas por parte de una empresa privada.
En el marco de la cooperación que mantiene el Plan Toda una Vida con organismos internacionales como GIZ, Rocío de Moreno e Isabel Maldonado mantuvieron una reunión con Claudia Bustos, secretaria ejecutiva del programa “Recuperación de Barrios” del Ministerio de Vivienda de Chile. El objetivo fue exponer el trabajo del Gobierno de Ecuador y conocer experiencias internacionales en torno a temas relacionados.
La inserción laboral complementa a la comunidad
“El desarrollo de emprendimientos e inclusión socioeconómica en cada proyecto habitacional es algo novedoso y muy meritorio. Nosotros aún no lo hemos desarrollado, pero es una buena alternativa para tener comunidades solventes y con ingresos propios”, señaló Bustos.
Chile, a través del programa “Quiero Mi Barrio”, transformó 520 barrios desde 2006, mediante un proceso participativo que involucra a los municipios, lo que ha permitido recuperar los espacios públicos, su equipamiento y fortalecer el tejido social. Así se mejora la calidad de vida de las personas. (I)