Seis parejas de cóndores son la clave para evitar la extinción
Tiene que existir “química”, porque una vez que ambos se aceptan lo hacen para el resto de su vida; son monógamos y son cóndores: el ave emblema del país que, según el Libro Rojo de las Aves del Ecuador, está en peligro crítico.
Actualmente en todo el territorio nacional hay seis parejas que habitan en seis centros de manejo de fauna silvestre, pero solo dos lograron ser compatibles y procrearon; por ello, el Grupo de Trabajo del Cóndor Andino realizó un estudio para establecer un nuevo emparejamiento de las aves con la finalidad de mantener un programa de crianza en cautiverio que permita combatir la amenaza de extinción que enfrenta el ave.
“Arreglamos nuevos matrimonios”, bromea Martín Bustamante, director del Zoológico de Quito, ubicado en Guayllabamba, sitio donde habita uno de los 17 cóndores (seis hembras, 11 machos) que vive bajo el cuidado humano: Auki.
El ave, un macho que llegó a Guayllabamba en 1997, junto a Kawsay son padres de cinco cóndores, entre machos y hembras, que están en dos centros de manejo; uno de ellos (Killary), incluso fue liberada, en 2017 pero el proceso no tuvo el resultado esperado y el ave volvió al cuidado humano.
Ahora se espera que “el amor nazca en las nuevas parejas”. En el caso de que esas uniones no sean exitosas las aves serán nuevamente reubicadas.
Yann Potaufeu, investigador y biólogo de campo de la Hacienda Zuleta (Imbabura), lugar en el que habitan dos parejas de cóndores, pero solo una es compatible, señala que se puede saber si un dúo es compatible o no rápidamente. Sin embargo, el plan contempla que las aves permanecerán juntas durante dos años.
Para establecer las nuevas parejas se tomó en cuenta la reciente base genética levantada por Potaufeu sobre los alados. Con ello se evitó que los animales demasiado cerca genéticamente estén juntos; la edad y el comportamiento (tranquilos, agresivos, tímidos...) también fue determinante en la decisión.
El extranjero -que llegó como voluntario a Zuleta en 2011- indica que esta especie enfrenta dos problemáticas: su pobre población silvestre, en la que unos 150 individuos enfrentan graves amenazas como la reciente pérdida del casi 10% de esta población.
El porcentaje de muertes corresponde a los últimos seis meses. A esto se suma que la población en cautiverio también es limitada, por ello no es sustentable a largo plazo.
Con la reorganización, la Fundación Cóndor Andino Ecuador le apuesta a la crianza en cautiverio. Esta opción de conservación busca preservar la población nacional con su genética.
A largo plazo se espera tener una población más sustentable que actúe como respaldo de la densidad silvestre. Bustamante informa que está previsto que en este mes se realicen los traslados de los cóndores. El desplazamiento, autorizado por el Ministerio del Ambiente, se dará sin que los animales sean anestesiados.
Auki, el cóndor de Guayllabamba, tendrá cuatro nuevos vecinos, entre ellos una pareja compuesta por Killary, su hija, que en la actualidad habita en el Centro de Rescate Ilitío, en Cotopaxi junto a otros dos cóndores machos, informa Sebastián Khon, director de ese espacio que, a diferencia de los otros cinco centros de manejo de fauna silvestre, no acepta visitantes.
La pareja de Killary será uno de los tres machos que viven en el Zoológico de Baños, en Imbabura.
En la actualidad, en ese centro de manejo de fauna silvestre viven tres cóndores machos que bordean los 30, 40 y 50 años. Dos serán trasladados a Guayllabamba y hasta allá llegará una hembra que en la actualidad vive en la Hacienda Zuleta.
En el parque Cóndor, ubicado en Otavalo, habitan otras dos parejas de cóndores que no han logrado ser compatibles. Una de ellas: Curi y Pacha, están juntos desde hace ocho años, pero no han logrado procrear. “A ella siempre le duele la cabeza, bromea Joep Hendriks, director del parque.
Una de las dos hembras que habitan ahí será trasladada al Zoológico de Baños. En abril de 2016 se trasladó a una pareja de cóndores (Inty y Yanita) desde el Zoológico de Guayllabamba hasta el Zoológico Amaru, en Cuenca, con fines de reproducción en cautiverio.
Ernesto Arbeláez, director ejecutivo y de conservación del bioparque Amaru, contó a Ecuador TV que su centro para el rescate y cuidado animal posee dos ejemplares en cautiverio a la espera de que se reproduzcan. “Estamos haciendo un esfuerzo gigante por apoyar la conservación del cóndor, sobre todo en el sur del país, en la zona austral, donde el cóndor está restringido a zonas contadas de áreas protegidas”, detalló Arbeláez.
Otra de las estrategias de conservación que se ejecuta en el país es el monitoreo. En los últimos cinco años se hizo el marcaje de 12 especímenes: nueve con rastreadores satelitales y tres con bandas alares para conseguir mayor información de los dormideros y sitios en los que anidan.
“La mayor parte de las áreas de alimentación o dormideros, en el 75%, se encuentra en las áreas privadas y el 25% en los espacios protegidos por el Estado, lo que implica la urgencia de proteger al ave en estos espacios”, precisa Hernán Vargas, investigador del Fondo Peregrino. (I)
La especie
Su comportamiento
Antes de aparearse, el macho y la hembra transitan un período de “convivencia” de aproximadamente dos meses en el nido. La hembra pone un solo huevo, que será incubado por ambos integrantes de la pareja.
90 días puede tardar el huevo de un cóndor en eclosionar. Este es el tiempo máximo de espera.
La liberación
Para que los cóndores nacidos en cautiverio puedan ser liberados deben cumplir una edad mínima de cuatro años.
AGENDA
Ferias ambientales
Durante este fin de semana el Zoológico de Guayllabamba realizará una feria educativa ambiental. (I)