Organización muestra abusos contra trabajadoras sexuales
Los trabajadores sexuales en China -la mayoría, mujeres- sufren frecuentemente abusos policiales de todo tipo, desde palizas hasta detenciones arbitrarias, así como un abandono total de las fuerzas de seguridad cuando quieren denunciar un maltrato.
Esa es la conclusión del informe “Dejadas atrás: abusos contra trabajadoras sexuales en China”, que publicó la organización Human Rights Watch (HRW) desde Hong Kong y que arrojó luz sobre este sector de la población en el país asiático, en el que se calculó que trabajan 6 millones de personas. La publicación recogió decenas de testimonios de trabajadoras en Pekín, bajo pseudónimos, y relata las situaciones a las que se ven sometidas a diario.
“Cuando impulsan una campaña y la Policía quiere ganar un poco de dinero, acuerdan con un cliente que venga y adquiera uno de nuestros servicios. Cuando empieza el servicio, el cliente llama a la Policía, que viene y nos arresta. Entonces te multan y ellos se reparten el dinero”, contó un testimonio de la capital.
Destacó Sophie Richardson, directora de HRW en China, que la Policía a menudo actúa como si por dedicarse a esta práctica, las mujeres (la mayoría del sector) hubieran perdido todos sus derechos.
La organización instó al Gobierno a detener los abusos policiales y abandonar sus leyes represivas contra las trabajadoras sexuales, pero también contra aquellos defensores de los derechos humanos que denuncian la situación.
Además de las agresiones físicas, el informe denunció que son sometidas a encarcelamientos de hasta dos años en varios centros de detención y sufren maltratos en centros de salud, donde las obligan a hacerse la prueba del VIH sin que, en ocasiones, conozcan los resultados.
“El Centro de Control de Enfermedades me hizo la prueba el año pasado, pero nunca me dijeron los resultados. Espero no tener sida”, contó Zhangping (pseudónimo). Todo ello conlleva a que las trabajadoras no acudan a las autoridades cuando son maltratadas por clientes o por agentes del Estado, ya que cuando lo hacen son ignoradas, precisó el informe.
HRW denunció que Pekín ha permitido el crecimiento incontrolado de la industria del sexo en las últimas décadas, con millones de mujeres que recurren a la prostitución como una forma de ganarse la vida, mientras mantiene oficialmente la prohibición de esta práctica, tratándola como un delito menor punible a golpe de multas o detenciones a corto plazo.