La Organización Mundial de la Salud (OMS) clausuró ayer la Conferencia sobre los Determinantes Sociales de la Salud con una declaración política recibida con críticas y que alienta a la comunidad internacional a intensificar su cooperación para mitigar las desigualdades y la pobreza.

“El acceso a la sanidad es una responsabilidad compartida y requiere el esfuerzo de todos los gobiernos, de la sociedad y de los organismos internacionales”, reza el texto divulgado en la ceremonia de clausura celebrada en Río de Janeiro.

La conferencia ha reunido en los últimos tres días a 900 personas procedentes de 110 países para reflexionar sobre la relación que existe entre la salud, la pobreza y las desigualdades sociales.

La OMS subraya en la declaración que las desigualdades en salud que existen entre países son inaceptables y ofrece su determinación a los gobiernos con el fin de fortalecer la colaboración intersectorial en la lucha contra la pobreza.

El texto final fue recibido con fuertes críticas por una parte de los asistentes a la conferencia, que destacaron que la cita concluye sin propuestas concretas y no plantea soluciones para erradicar las desigualdades sociales.

“Estoy desilusionado. Muchos de los problemas han surgido por causa de la crisis capitalista. Eso ni siquiera se ha mencionado”, proclamó David Sanders, profesor de la Universidad de la Provincia Occidental del Cabo (Sudáfrica), que fue ovacionado al exponer su opinión.

Sanders propuso la implantación de una nueva fiscalidad que gravaría a las grandes fortunas con el objetivo de paliar las desigualdades derivadas de la crisis económica y contribuir a la construcción de  un comercio internacional más equilibrado.

“La gente está pagando la crisis. Hay que hablar en su nombre, por  los que están sin trabajo, sobre todo en el sur de Europa”, manifestó el profesor sudafricano antes de alertar sobre los movimientos de población registrados en los últimos años a consecuencia de la inestabilidad financiera.

La subdirectora de la Oficina Sanitaria Panamericana, Socorro Gross-Galiano, sostuvo que el mercado tratará de aprovechar la recesión económica para obtener beneficios y defendió la necesidad de que las alianzas entre el sector público y privado se traduzcan en un mayor apoyo a la sanidad.

“Los productos que se ofrecen hoy en día no son los más saludables. El mercado y la comunicación empujan al individuo a tomar decisiones que no son las correctas”, dijo Gross-Galiano.

Pese a las voces discordantes y a las críticas recibidas, el ministro de Salud de Brasil, Alexandre Padilha, destacó que la declaración política de la conferencia fue elaborada desde el consenso y añadió que el texto reafirma el papel de los Estados para desarrollar políticas que luchen contra las desigualdades.

“La crisis no debe ser un obstáculo, sino una oportunidad para afianzar las políticas sociales”, aseveró Padilha, que estuvo acompañado por el canciller brasileño, Antonio Patriota.

La vicepresidenta de la conferencia, María Guzenina-Richardson, ministra de Salud y Servicios Sociales de Finlandia, no fue tan optimista al repasar la cita, y advirtió  que, si no se adoptan decisiones que inviertan la tendencia actual, las desigualdades empeorarán y se deteriorará el acceso a la salud.