Niños y adultos en sillas de ruedas corrieron 5K
No importó el polvo ni las pequeñas piedritas que se pegaban a sus manos cuando hacían rodar sus sillas de ruedas sobre las asfaltadas calles, de la avenida Barcelona de Guayaquil, hasta la altura del estadio del Ídolo del Astillero. Allí estaba una meta que debieron cruzar niños, jóvenes y adultos con discapacidad.
Kenneth Tello, de 25 años, quien nació con un tumor en su columna vertebral que lo dejó sin poder caminar, al llegar respiró profundamente y después de recibir la medalla se dijo a sí mismo “lo logré”.
Para el joven representaba su primera carrera de cinco kilómetros, la cual por tercer año consecutivo organizó la Fundación Nurtac para personas con discapacidad.
Foto: María Fernanda Arreaga / El Telégrafo
Según Xavier Moreira, gerente de la institución, este domingo14 de octubre participaron 800 personas entre niños, adultos y adultos mayores.
La primera vez acudieron 100 concursantes. “Buscamos demostrar que ellos son capaces de ser parte de carreras y de que no vean esto como un duelo sino una oportunidad para desarrollar otras destrezas”.
Gladys Ibarbo ayudó a su nieta Katherine Ramos, quien nació con parálisis cerebral, a llegar a la meta.
Durante la carrera los adultos mayores también demostraron que tienen buena condición para el deporte. Una de ellas fue Olga Ledesma, de 81 años, quien pese a que no alcanzó a completar los cinco kilómetros estaba orgullosa de lo logrado. “No importa la edad sino las ganas que le pongamos y eso hice”.
Foto: María Fernanda Arreaga / El Telégrafo
Carrera en plan habitacional
Los habitantes del plan habitacional Nuevo Ceibos, en Guayaquil, también fueron parte de la primera carrera inclusiva organizada por la comunidad con acompañamiento de los Gestores del Plan Toda una Vida.
Ignacia Pineda, quien fue alentada por sus hijos integró uno de los 21 equipos que compitieron en postas, en donde niños, jóvenes y adultos mayores con discapacidad demostraron que la unión permite alcanzar la superación personal.
Olfa Bermeo, quien acompañó a su hijo que usa sillas de ruedas, reconoció que ellos necesitan recrearse y compartir con la comunidad. Todos los participantes recibieron una medalla. (I)
Foto: María Fernanda Arreaga / El Telégrafo