Manos son las más afectadas por pirotecnia
Desde hace 3 años Giusseppe Escandón López usa 2 prótesis mioeléctricas en reemplazo de sus manos, que las perdió mientras intentaba crear con sus amigos un ‘súper explosivo’ en base a los restos de camaretas que fueron utilizadas en la quema de monigotes de 2011.
Escandón relata que el 1 de enero (día siguiente a la quema del año viejo) se reunió como de costumbre con otros jóvenes del barrio para recolectar los petardos. “En ese momento yo los estaba apretando en mis manos y simplemente hubo una explosión, se escuchó un estallido y lo que hice fue abrir los ojos y ver a mis amigos que tenían sangre en el cuerpo”.
El testimonio de Giusseppe forma parte de una campaña que impulsa el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil para concienciar sobre la compra y uso de artefactos pirotécnicos, con el fin de disminuir el número de quemados y víctimas.
El joven, quien ahora tiene 23 años, recuerda que segundos después de accionar el ‘súper explosivo’ notó que sus extremidades habían desaparecido por completo. Corrió a casa y junto a su madre se movilizó a una unidad médica.
Para la jefa de la Unidad de Quemados del Hospital de Niños Roberto Gilbert, Ana Soria, los daños que ocasionan estos accidentes van más allá de las marcas físicas, y abarcan secuelas psicológicas.
“Reintegrarse a la sociedad, a la familia, al centro educativo y aceptarse con su nueva autoimagen lleva tiempo y debe ser tratado por un especialista”, señala Soria.
En el caso de menores, Soria expresa que el grupo afectado va desde los 5 hasta los 14 años, y que el grupo más vulnerable comprende las edades de 10 a 13 años, debido a que son más intrépidos, quieren explorar e imitan las acciones de los adultos.
En 2012, por quemaduras de fuegos artificiales, el hospital de la Junta de Beneficencia atendió a 38 pacientes de manera ambulatoria y hospitalaria, mientras que a inicios de este año la cifra llegó a 17.
Soria indica que en algunos de los casos, las víctimas no fueron partícipes de los eventos sino que estuvieron en el sitio por casualidad.
La doctora cuenta el caso de un pequeño que se encontraba fuera de su vivienda cuando un vecino encendió una bengala en la quema de monigotes. El artefacto alcanzó al menor y produjo graves quemaduras con pérdida importante de tejidos.
“Ninguna clase de fuego artificial es inofensiva. A veces los padres creen que el ‘silbador’ (artículo pirotécnico) solo produce chispas de colores, pero contiene pólvora y al terminar de consumirse puede causar una quemadura o alcanzar la ropa y producir una herida de mayor consecuencia”, manifiesta Soria.
De acuerdo a los reportes de la institución, las manos son las más afectadas por la pólvora, luego los ojos, los miembros superiores y en algunos casos los genitales, por el almacenamiento en los bolsillos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), gran parte de las quemaduras se podrían prevenir. Se estima que estas se encuentran entre las 15 primeras causas de muerte en niños de hasta 9 años. Es la quinta causa más común de lesiones infantiles no mortales. Estos casos se deben a una supervisión inadecuada por parte de los tutores.
Giusseppe pensó que realizar el experimento de todos los años no tendría repercusiones. Ahora sostiene que las personas deben reflexionar sobre los daños que les puede causar el uso de artefactos explosivos.
El mayor Santiago Peña, jefe de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos, señala que es preferible pensar en los daños que pueden ocasionar estos dispositivos “antes que recordar para toda la vida un mal momento”.
Luego de 4 meses de rehabilitación, Giusseppe cuenta que entendió cómo la nueva condición de sus manos podría servir de ejemplo para ayudar a otras personas con problemas similares.
Sus estudios de Tecnología en Electrónica le permitieron realizar una tesis en torno a las prótesis para extremidades.
Ahora la meta de Giusseppe es terminar la carrera de Ingeniería en Sistemas para crear otros prototipos ortopédicos similares a los que utiliza, y que son importados de Estados Unidos. Las piezas que usa responden a las sensaciones de los músculos y le permiten mover las manos para realizar sus actividades cotidianas como manejar su auto.