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El Telégrafo
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Mujeres indígenas de Cotopaxi gustan estar al último grito de la moda

Contar con las nuevas tendencias en diseños se volvió una necesidad. Muchas jóvenes y mujeres adultas acuden con frecuencia en busca de faldas, blusas y vestidos con innovadores diseños y colores más vivos.
Contar con las nuevas tendencias en diseños se volvió una necesidad. Muchas jóvenes y mujeres adultas acuden con frecuencia en busca de faldas, blusas y vestidos con innovadores diseños y colores más vivos.
Foto: Silvia Osorio / El Telégrafo
07 de mayo de 2018 - 00:00 - Silvia Osorio

A Mariana Ushco, de niña, no le gustaba vestir anacos, blusas, sombreros ni wascas (manillas), pero debía hacerlo, pues es nativa de la parroquia Zumbahua en Pujilí, Cotopaxi; y esa es la vestimenta femenina.

Cuando Mariana tenía 12 años, sus padres y hermanos migraron a Latacunga en busca de mejores oportunidades de vida. En la ciudad, ni la joven ni su familia se desprendieron de sus atuendos. Pese a que en la población aún existe un injustificado racismo.

Actualmente Mariana tiene 25 años y trabaja en una cooperativa de ahorro y crédito, mantiene su vestimenta indígena, pero, a diferencia de cuando era niña, ahora lo hace por decisión propia y no por imposición. “Me gusta estar al último grito de la moda, así como las mestizas tienen tendencias, nosotras también”.

Para ello en la ciudad hay almacenes que ofertan vestimenta para la mujer indígena. En el barrio La Estación, ubicado al occidente de la urbe latacungueña, se hallan siete locales de este tipo de prendas. Y otros cinco en el barrio San Felipe. Todos con buena demanda.

Norma Ante es propietaria de uno de estos almacenes, allí oferta: chales, anacos, blusas, sacos y bufandas, que son traídos de EE.UU., Bolivia, Uruguay Perú y Otavalo (Ibarra).

Ante manifestó que las prendas que llegan desde Bolivia son las más apetecidas, por la calidad de su tela y la variedad de sus diseños, pero su valor es elevado, pues una chalina de alpaca cuesta entre $ 70 y $ 90.

Esto no sucede con la ropa peruana y uruguaya, cuya calidad no es la misma, por ello sus costos son menores.

Las faldas llegan de Estados Unidos, son de colores sobrios de formas plisadas y son utilizadas para ocasiones especiales. Cuestan entre $ 70 y $ 80.

Tal es la demanda de esta ropa que incluso en el tercer piso del Centro Comercial Popular El Salto, ubicado en el centro de Latacunga, hay varios locales que ofertan estas prendas con precios más populares, pero sin perder la tendencia.

Con ello coincide Ana Chicaiza, vendedora: “La tendencia cada vez es más atrevida y coqueta”. De acuerdo a la comerciante, la moda está marcada por faldas altas, los chales delicados en colores pastel, blusas de tela fina al cuerpo con encajes delicados y sacos delgados; todo perfectamente combinado.

“Algo que no puede ni debe faltar son los zapatos de taco”, dijo Chicaiza, quien indicó que, independientemente de la edad, los tacos son una pieza fundamental en el ajuar de las mujeres indígenas que quieren verse a la moda.

Tanto para hombres como para mujeres, el sombrero, más que una prenda de vestir, es un accesorio vital. Sus precios van desde los $70 en adelante, dependiendo del material con el que están fabricados.

El color preferido es el negro. “Combina con todo; además, se lo puede utilizar en cualquier ocasión”, aseguró Chicaiza.

En resumen, el ajuar completo con piezas de costos medianos puede alcanzar los $ 170; pero si se prefiere utilizar solo prendas importadas de Bolivia, fácilmente los costos de la indumentaria pueden rebasar los $ 250. (F)

Los colores brillantes constan entre las características que distinguen a la mujer indígena del país.Los colores brillantes constan entre las características que distinguen a la mujer indígena del país. Foto: Silvia Osorio / El Telégrafo

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