El ecuatoriano pudo lograr sus metas, gracias a la beca de una fundación
Máximo se especializó en superar las barreras
Máximo Chilán ha conocido las barreras y dificultades que impone el destino, pero como él afirma, el secreto es “no rendirse por nada”. Este guayaquileño vive por estos días los más gratificantes momentos. Luego de 7 años de sacrificios logró -a sus 40 años- graduarse como el primer licenciado en Psicopedagogía no vidente en la Universidad Laica de Guayaquil.
El ahora profesional no tiene intención de provocar pena entre los que conocen su historia, al contrario, quiere convertirse en un ejemplo más de superación para personas con discapacidades. Fue a los 19 años cuando la vida le puso uno de sus mayores retos. En una jornada de fútbol entre conocidos, Chilán sufrió una caída -con posterior traumatismo en la cabeza- que le provocó ceguera. Chilán reconoce que luego de su accidente se deprimió y se alejó de todo tipo de actividades sociales, incluyendo las académicas. Con el respaldo de sus amigos y familiares más cercanos, fue superando los momentos de desolación y su recuperación arrancó aprendiendo el método braille.
En 2003 Máximo se encontró con la persona que le cambiaría radicalmente su vida. Paulina Gallardo, una madre de familia cuya hija padece la misma discapacidad que Chilán. Fue su guía y una de las principales motivadoras para que el joven guayaquileño prosiguiera con sus estudios. Luego de jornadas de esfuerzo, ya graduado del colegio, en 2008, Gallardo y Chilán acordaron asistir a la Fundación Dra. Cynthia Lucero para buscar asistencia e ingresar a la universidad.
Esta entidad funciona desde el 17 de marzo de 2007 bajo la dirección de los padres de la psicóloga, Héctor y Martha. La especialista ecuatoriana falleció el 17 de abril de 2002, 2 días después de participar en la Maratón de Boston, donde sufrió hiponatremia (exceso de agua).
El periplo académico tampoco fue cómodo. En el segundo año, Chilán se sumió en un bajón en sus notas y casi pierde el año. Pudo recuperarse y mantener la beca que la Fundación Dra. Cynthia Lucero le dio. “Cumplí mi meta, pero ahora tengo otros sueños, como tener una maestría, quiero seguir creciendo”, afirma Máximo, quien envió un mensaje a otras personas con discapacidad: “Tenemos que demostrar confianza, paciencia y buscar la manera de hacer las cosas”. (I)