Los padres del joven le regalaron una computadora que traduce verbalmente lo enseñado en clases
Kevin, el abanderado con discapacidad visual, estudiará leyes
Su capacidad de retención es impresionante. Las fórmulas matemáticas o físicas las lleva muy grabadas en su mente; y aunque las tareas escolares le demandan más tiempo y esfuerzo que al resto de sus compañeros, eso no es problema para Kevin Freire. Él es un joven con discapacidad visual que venció las dificultades para conseguir sus sueños.
Uno de ellos es el que hoy cristalizará como abanderado del pabellón nacional del Liceo Mediterráneo, en el norte de Quito. Para ello se esforzó desde el primer instante que inició la secundaria.
Un total de 176.421 alumnos juran hoy la bandera nacional en el país. Alrededor de 39.000 jóvenes son de la Zona 8: Guayaquil, Durán y Samborondón.
Estos estudiantes cumplen un ciclo, tal cual lo hará Kevin. Desde la primaria el quiteño demostró que su falta de visión no lo limitaba para estar en la educación regular y con excelentes notas. “Solo necesitaba una oportunidad y cuando la conseguí la aproveché totalmente”, comenta, mientras recuerda con su madre, Bélgica, las veces que las puertas de los establecimientos se les cerraron.
Primero fue en la búsqueda de una guardería y luego de la escuela. “Nadie quería recibirlo por temor, porque decían que se le van a ir los otros estudiantes, que les va a pegar a los demás niños. Fue muy doloroso escuchar todos esos comentarios”, comenta Bélgica.
Solo una guardería lo aceptó con la condición de que su madre acudiera a elaborar el material didáctico para el niño y le fijaron 3 meses de prueba para ver si el estudiante podía ‘adaptarse’. Lo logró. Los conocimientos de docencia de su madre facilitaron la tarea y lo ayudaron a estar un paso adelante.
Hasta tercer año de básica su lenguaje de lectura y escritura fue el braille. Ya en tercero, su madre se dio cuenta de que eso no era suficiente para que su niño vaya a la par con el resto de estudiantes, que desarrollaron la habilidad manuscrita y por ende una redacción rápida.
“Hacerlo en braille le retrasaba y decidimos darle una computadora que traduce verbalmente todo lo que Kevin necesita para las tareas escolares; es su libro y cuaderno”.
Hoy sus padres escanean los PDF y luego los editan en la computadora para que su hijo desarrolle las actividades que requiere.
“Hay cosas que se necesita cambiar, como por ejemplo órdenes de unir conceptos con figuras, que obviamente Kevin no puede realizar”, acota Milton, padre del joven.
A más de ser un excelente estudiante, Kevin es nadador paralímpico y estudia inglés. Está a pocos meses de dominar lo necesario el idioma. “Yo siempre aplico 2 cosas en mi vida que me han llevado al éxito: cuando me propongo algo, no me detengo hasta lograrlo; y no temer a los retos”. Aspira a ser abogado y formar parte de la política nacional, primero, como asambleísta. (I)