El avance ecuatoriano en educación fue reconocido en España
Más de 7 mil jóvenes recibieron becas
Diana Burbano es una de las becarias ecuatorianas que estudian un doctorado en Geografía en la Universidad McGill (Canadá), una de las insituciones más prestigiosas del mundo y la academia. Desde el año pasado vive en Montreal. Sus días, que inician a las 08:30, transcurren entre la asistencia a clases, la lectura de artículos científicos y la discusión de temas en el aula.
“El nivel de estudio es muy demandante, ha exigido todo mi compromiso en asimilar la información y desarrollar trabajos de calidad”, cuenta Diana, quien retornará al país en 4 años a devengar su beca.
La investigación es vital para realizar un estudio de doctorado. Ella reconoce que Ecuador está avanzando en este tema porque, a su criterio, hay fondos para hacerlo. Solo destaca un inconveniente en la publicación y la distribución de la información generada. “Hay mucho recelo en compartir la información entre organizaciones y eso es un limitante para este campo”.
Desde Canadá, Diana ha empezado a desarrollar una propuesta de investigación sobre sistemas dinámicos complejos en las islas pobladas de Galápagos. Así, analizará los cambios en las actividades económicas locales como pesca y agricultura. También estudiará el impacto del turismo y su incidencia en los conflictos socio-ecológicos, y en la estructura socio-cultural, económica y política de las comunidades locales de las islas.
Lenin Cevallos actualmente cursa un masterado en Ciencia y Tecnología Nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid. En 5 meses estará de vuelta en el país y aspira a ser profesor de la Universidad de Investigación de Tecnología Experimental Yachay. También quisiera aplicar a un doctorado para expandir sus conocimientos y dedicarse a la investigación.
Como Diana y Lenin hay 7.168 ecuatorianos becarios de la Secretaría de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), en 2013. El crédito educativo ha aumentado de $ 27 millones en 2006 a $ 170 millones en 2013.
Enrique Santos, miembro académico del Consejo de Educación Superior (CES), tilda como un hito la evaluación a las universidades y el cierre de 15 instituciones por su mal desempeño académico durante la evaluación del ex Conea en 2009.
Menciona que las universidades recibían montos del Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico (Fopedeupo) en función del número de estudiantes, ahora reciben fondos por la calidad. “Años atrás, cada institución era una isla que hablaba su propio idioma, aunque formalmente había una normativa única que no se la respetaba”, puntualiza Santos.
Según datos de la Senescyt, antes las universidades en categoría A recibían un promedio de $ 2.631 por estudiante. Actualmente, la cifra está en $ 3.461. La comparación con las universidades categoría D (algunas de ellas cerradas) es abrumadora. Antes recibían un promedio de $ 7.646 por estudiante, con la reforma se destina alrededor de $1.627 por cada alumno.
Enrique Santos cree que los jóvenes han modificado su forma de ver el futuro educativo, “la oferta de formación de tercer y cuarto nivel se concentraba en administración de empresas, derecho y ciencias de la educación. Ahora se han ampliado ofertas en biotecnología, genética e ingenierías.
Con esto concuerda Salomé Medina, que egresó hace un año. Ella espera la próxima convocatoria al Examen Nacional de Educación (ENES) para obtener más de 800 puntos e ingresar a Yachay a estudiar biotecnología. “La mayoría de mis amigos buscan carreras que generen ganancias y aporten al desarrollo del país. Casi todos quieren seguir ingenierías o estudios relacionados con el medio ambiente, e incluso piensan ya en títulos de cuarto nivel”, comenta.