Más de 12 millones de huérfanos por el sida viven en África central
En el África subsahariana (centro) hay más de 12 millones de huérfanos a causa del sida y solo el 1% de los 2,5 millones de niños que sufre esta enfermedad en el mundo recibe tratamiento, la mayoría habita en esta región -2,3 millones.
Entre el 40% y 60% de todas las muertes de menores de cinco años en la zona son causadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), un drama que pretenden atajar varias organizaciones internacionales ante la realidad vergonzante de que en los países desarrollados el contagio vertical, de madre a hijo, se ha erradicado completamente gracias a la medicación.
Esto se suma a los numerosos obstáculos que hay para ofrecer servicios de prevención, cuidado y tratamiento a los niños con sida en un área de escasos recursos.
Para llenar este vacío, el programa Secure the Future de la Fundación Bristol-Myers Squibb ha promovido la Red de Clínicas Infantiles de Excelencia (COE) para la atención pediátrica del VIH, una colaboración público-privada con el Colegio de Medicina Baylor, el Hospital Infantil de Texas y los ministerios de Salud de los diferentes países que llevan a cabo la iniciativa.
El doctor Michael Mizwa, del COE de Bugando, ubicado en la localidad tanzana de Mwanza y que fue inaugurado este año, explicó que el propósito de esta red es la construcción de la infraestructura fundamental para tratar a los afectados y mejorar la capacidad de los recursos humanos que los atiende.
En la actualidad, puntualizó, la iniciativa se desarrolla en cinco COE en África y en una red dispersa de 10 centros pediátricos. El próximo año se abrirá otro hospital en Kisumu (Kenia).
En estas clínicas se organiza también un equipo de profesionales, en primer lugar promoviendo el envío de médicos a África y en segundo lugar, formando a pediatras locales especializados en VIH.
Cada centro proporciona servicios directamente a unos 3.000 menores y de forma ambulatoria se atiende a otros 20.000 de las áreas circundantes.
“Este tipo de cobertura asegura que los niños son tratados en las zonas rurales”, aclaró el doctor Michael Tolle, que dirige el COE de Botswana, con el objetivo de que al menos 100.000 reciban antirretrovirales en 2012.
Al amparo de esta iniciativa se pretende llegar a las familias, ya que al hacer la prueba de VIH a los niños, y en el caso de que den positivo, es más fácil pedir a los padres que se sometan también al test.
María Jesús Jiménez, especialista en virología, dijo que el diagnóstico de los niños representa una “gran oportunidad” para acceder a las madres y, con ello, al desarrollo de medidas efectivas que contribuyan a reducir la transmisión vertical.
En un centro de Mwanza, al pequeño Rabaju Marima, de 8 años, lo cuida su abuela Pili Swale, de 62, quien se ha hecho cargo de él tras fallecer sus padres por el VIH.
En el centro, al que acuden actualmente una vez al mes tras un largo viaje de seis horas, se le hizo la prueba del sida y se descubrió que, además de ser seropositivo, tenía un tuberculoma intracraneal. Ahora tiene un aspecto saludable, puede ver y escuchar, y juega con los otros pequeños como uno más.
Shamin Hamisi, de 14 años, y su madre, Amina, de 49, descubrieron su patología tras el fallecimiento del esposo de esta última y ambas están en tratamiento. Shamin es la única de los cinco hijos de Amina que ha heredado la infección.
Todas esta historias aportan esperanza al África subsahariana, donde el sida aún tiene efectos devastadores que podrían atajarse radicalmente con iniciativas solidarias, como la que promueve Secure the Future.