Guayaquil y Quito se vistieron de colores por el mes del Orgullo Gay
Más de 9.000 personas marcharon en Guayaquil, la tarde de ayer, como parte de los festejos del mes del Orgullo Gay que se realizó en varias partes del mundo.
La activista Dayanne Rodríguez explicó que en este tipo de espacios no solo participan miembros de la comunidad LGBTI, sino también sus familiares y amigos que son heterosexuales.
“Esto ya es un avance. Es importante el apoyo de todos y de todas para construir una sociedad más justa, igualitaria, equitativa y responsable con nosotros mismos”.
Los carros alegóricos y la caravana humana, que vestía trajes de fantasía y portaba banderas que identifican a la comunidad, partieron a las las 16:00 desde la avenida Malecón y Olmedo, saludando a los curiosos que llenaron las veredas y aceras de los edificios cercanos.
Uno de los participantes, quien prefirió no dar su nombre, acudió con su compañero sentimental portando dos banderas, cuyos colores también fueron su inspiración para teñirse el cabello.
“Nuestro activismo es pasivo. Solo venimos a la marcha porque nos podemos sentir libres, podemos caminar tomados de la mano por las calles y sin el miedo de que nos agredan o insulten. No lo hacemos a diario porque todavía existen prejuicios contra nosotros”.
Y continuó: “Mi familia y amigos saben de nuestra relación, pero no podemos exteriorizarla como los demás. No estoy diciendo que tengamos sexo en público, pero si una pareja hetero se besa en un parque o en un restaurante no pasa nada, pero si dos hombres o dos mujeres lo hacen te sacan del lugar”.
Mónica acudió al desfile como apoyo a su sobrino, Ignacio, quien no tiene el respaldo de sus padres.
“Mi sobrino es un ejemplo para mí. Es buen empleado, estudia, tiene amigos, es amable y la gente lo quiere, pero mi hermana lo rechaza porque es gay. No comprendo, su sexualidad no define quién es. Por eso estoy aquí”.
El Centro Histórico en Quito se llenó de color
Reyes y reinas vestidos con la elegancia que el momento lo ameritaba, parejas homosexuales y heterosexuales, madres y padres cargando a sus hijos, mascotas, familias, amigos y más, todos luciendo los colores de la bandera de la diversidad sexual, formaron parte de la marche del Orgullo Lgbti (lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexo) que se realizó en el centro de Quito.
A las 16:30 de este sábado 30 de junio, con Geovanny Jaramillo, presidente de Bolivarianos Diversos, a la cabeza, inició la marcha 'OrguYo' desde la Plazoleta Simón Bolívar.
“Juntos en la lucha, por un Ecuador libre de homofobia, de lesbofobia, de bifobia y de transfobia. Qué viva la comunidad GLBTI”, fueron las palabras de Jaramillo dando inicio a la marcha 2018.
Aunque el clima de la capital estaba frío, la gente se calentó bailando al ritmo de la música que retumbaban los parlantes en los camiones. Pelucas de colores, barbas con escarcha, vestidos, tacones, disfraces, besos, abrazos, risas, saltos, niños jugando con globos, una verdadera fiesta se vivió a lo largo de la calle Guayaquil, en el Centro Histórico de la capital.
Con pitos, carteles y banderas, alrededor de 10 mil personas decían a la sociedad que se respeten sus derechos, mientras solicitaban igualdad e inclusión.
“Plena Diversidad”, “Apoyando la diversidad”, “Amor es amor”, “Aquí una heterosexualidad que apoya la diversidad”, “No quiero tu atención, quiero tu respeto” y “Amar no es un delito” son algunas de las frases que se leían en los carteles.
Pero una llamó la atención de todos, decía “Por fin nos reconocen”. La llevaban Satya Amani Bicknell Rothon junto con sus madres Helen Bicknell y Nicky Rothon. Ellas marcharon como un ejemplo del respeto a las familias diversas, pues hace unos días la Corte Constitucional dio la sentencia de que a la menor se la inscriba en el Registro Civil llevando los apellidos de sus madres.
Para Efrain Soria, coordinador General de la Fundación Ecuatoriana Equidad, este reconocimiento es un hito importante en la lucha de la comunidad Glbti. Este logro, junto con que la Organización Mundial de la Salud quitara de la lista de trastornos mentales a la disforia de género, son los motivos de alegría y festejo de quienes participaron este año en la marcha.
Mónica Mancero, de 36 años, marchó con su hijo de 4 años. Siempre participa de esta actividad para que su hijo y la sociedad entienda que es el derecho de cada persona elegir a quién amar.
“Este es un día de orgullo, de felicidad, de que las personas puedan identificarse con lo que son, con lo que sienten”, dijo Mancero.
Ariana Ortiz, de 22 años, es transexual. Caminó con un traje de noche similar a uno de la cantante Rihanna, con unos tacones altos, bien maquillada y con su cabello decolorado hecho trenzas. Sonreída con todos los que se le acercaban a tomarse una foto o simplemente a saludarla, dijo que esperaba que con estas expresiones la gente aprenda a respetarla como una persona más, que la vean como parte de la sociedad y que ya no la discriminen.
La marcha finalizó en el Parque Urbano Cumandá, dónde se realizaron varias actividades y festejos. (I)