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El Telégrafo
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En Las Manuelas colaboran 228 madres que transmiten esperanza

La primera dama, Rocío de Moreno, compartió con la familia de Betzabeth Guale en la Nueva Prosperina.
La primera dama, Rocío de Moreno, compartió con la familia de Betzabeth Guale en la Nueva Prosperina.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
13 de mayo de 2018 - 00:00 - María Fernanda Arreaga

Betzabeth Guale, de 31 años, rompió su rutinaria tarde y dejó por un par de horas la preocupación que vive a diario por sus hijos, Gabriela, de 10 años, y Esteban, de 7 y quien tiene parálisis cerebral infantil (PCI). El menor a los 15 días de nacido sufrió convulsiones que generaron el trastorno del movimiento.

Junto a su esposo Juan y sus 2 vástagos, Betzabeth compartió con Rocío González de Moreno, y el equipo del plan ‘Toda una Vida’ una amena tarde. La familia realizó actividades manuales mientras conversaban sobre la discapacidad de Esteban.

La mujer, que ha dedicado su vida al cuidado de su retoño, será beneficiada con la remodelación de su casa, que tiene una extensión de 2 por  4 metros. Además accederá a un microcrédito para un emprendimiento, que será de  costura.

Su entrega hacia el menor fue valorada por González, quien reconoció su trabajo, al celebrar el Día de las Madres.

La primera dama, Rocío de Moreno, compartió con la familia de Betzabeth Guale en la Nueva Prosperina.

Esta actividad es parte del trabajo que encabeza la esposa del Presidente de la República, a través del grupo Las Manuelas. Rocío de Moreno informó que 25 mil mujeres reciben el Bono de Desarrollo  Joaquín Gallegos Lara, en compensación al cuidado de personas con discapacidad. “Ahora, nuestro interés es que  ellas reciban una capacitación para que cada una, dentro de sus habilidades, cree un emprendimiento”, dijo.

Destacó las habilidades de  Betzabeth, puesto que la joven madre acopló implementos, con materiales reciclados, para que su hijo pueda desplazarse en el hogar.

Por ejemplo, creó un andador con tubos de metal, una montura de bicicleta y esponjas que recubren la estructura, así compensó la falta de una silla de ruedas. Hace 3 años ese es el medio que usa para sostener el frágil cuerpo del pequeño y movilizarlo.

“Todos los días le rogaba a Dios que algún día alguien me ayude. Aún no salgo de mi asombro. He conocido a la primera dama y está en mi casa. Ella me dijo que no deje de luchar por mi hijo. Al igual que yo también es madre”, señaló Betzabeth.

Desde hace 3 años, Esteban recibe el bono con el que su mamá compra pañales, medicamentos y paga un expreso desde Nueva Prosperina  hasta la unidad educativa especializada Manuela Espejo. Allí, el menor cursa el tercer año de básica.

“Es de gran ayuda porque el sueldo de mi esposo como recogedor de basura en Puerto Limpio no alcanza.

Rocío de Moreno anunció que el aumento del bono es parte de la planificación del Gobierno e incluye un seguro para las mujeres que cuidan a personas con discapacidad.

También recordó que, del 14 de agosto de 2017 al 30 de abril de 2018, las Manuelas han visitado a 48.019 familias. Eso significa más de 240 mil personas  con necesidades en áreas de salud, educación y recreación. “Estoy planificando para que las familias de Nueva Prosperina tengan un parque inclusivo donde puedan recrearse”, recalcó Rocío González.

Las Manuelas
Según la Secretaría del Plan Toda una Vida, en las nuevas zonas de Ecuador hay 345 Manuelas y gestores de comunidad. De ellas 228 son madres de familia.

Rocío González aseguró que se encariñan y se toman cada caso como algo personal. “Son mujeres comprometidas, muy queridas en el país que quieren ayudar. Gracias a ellas seguimos atendiendo estos compromisos del Gobierno”.

Una de Las Manuelas es Laice Erazo, de 49 años. Lleva un año recorriendo  400 casas en los distintos puntos de la ciudad. Ella sale a las 6:00 de su casa, en Los Esteros, al sur de Guayaquil. Antes de convertirse en Manuela se dedicaba a las ventas puerta a puerta. “Ser Manuela es un orgullo, porque me permite servir a muchas personas, las que más lo necesitan”, contó a este diario.

La primera dama, Rocío de Moreno, compartió con la familia de Betzabeth Guale en la Nueva Prosperina.

Uno de los casos que más la conmovió fue el de un joven con cáncer en el riñón. Su esposa lo dejó solo con sus 2 hijos. “Cuando una mañana visité su hogar, los niños habían regresado de la escuela y le pedían comida. Él me confesó que llevaban una noche sin comer. No dudé en llenarles la nevera”, dijo.

Otra Manuela es Brenda Burgos, de 32 años, quien tiene 2 niños. Para ella, ser parte del equipo representa una labor noble. “En los hogares nos reciben con alegría. Somos su esperanza y tratamos de cumplir con lo que requieren para mejorar sus vidas.  Mi hija, que tiene 5 años, me considera una heroína”.

La otra cara de la moneda de ser Manuela es saber manejar los casos.  “Lo más duro  es ver a niños o adultos mayores descuidados y abusados. Hemos detectado varios casos y  es  difícil porque somos madres”, señaló.

María Pacheco, quien también es Manuela, se desplaza diariamente desde Yaguachi hasta Guayaquil, para recorrer hogares. Hace 3 meses se unió al grupo, antes era profesora de alfabetización.

Para ella, no todas pueden ser Manuelas, considera que se necesita carisma y alegría. “Debemos inyectar optimismo cuando abordan una nueva historia de vida”, dice.

Recuerda que hace un mes detectó el caso de una pareja de la tercera edad con ceguera, abandonada por su familia.

“Ahora se está gestionando que arreglen la casa y que reciban ayuda médica”.

La primera dama, Rocío de Moreno, compartió con la familia de Betzabeth Guale en la Nueva Prosperina.

Para quienes colaboran en el programa Las Manuelas, el trabajo es gratificante. Así lo afirma Bertha Soto, de 56 años. “El servir y ver todo lo que podemos ayudar y toparnos con rostros  iluminados es algo único”, recalcó.

Soto, antes de ser parte del plan ‘Toda una Vida’, era enfermera de terapia intensiva en un nosocomio.

La mayor del grupo es Matilde Córdoba, cumplirá 63 años, y es madre de un joven con discapacidad intelectual. “Comprendo muy bien lo que es vivir un hijo con esta condición.  Ellos son un amor y hay que tratarlos así”.

Relata que cuando llega a un hogar siempre la reciben con alegría. “Si tengo problemas en casa los dejo de lado, las familias son la prioridad de Las Manuelas”. (I)  

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