Maestros azuayos rescatan el arte andino
Una infinidad de instrumentos andinos son rescatados por Adolfo Idrovo y Luis González. Ellos exhiben rondadores, zampoñas, quenas, flautas de pan, quipas, güiros, churos, bocinas y sonajeros fabricados con semillas, pero que también listos para su venta.
En el interior del Centro Municipal Artesanal-Casa de la Mujer, ubicado en el Centro Histórico de Cuenca, están los artesanos que no descansan fabricando instrumentos, algunos con tendencia a desaparecer como el rondador ecuatoriano, que ha sido utilizado por músicos durante decenas de años.
El rondador es elaborado con cañas de carrizo y muy pocos hacen con duda (parecido a la caña). Posee un sonido muy característico y típico de la serranía.
El musicólogo y artesano Idrovo explica que este instrumento tiende a desaparecer en nuestro medio, pero que en sus 40 años ha tratado de darle “vida” fabricando unos y arreglando otros.
“Este instrumento aparece en la época de la Colonia, cuando se mezcla la escala europea con la pentafónica indígena, dando como resultado el propio rondador”, señala el músico.
“En Ecuador se ha utilizado frecuentemente este instrumento, ya sea con grupos de música folclórica o con las personas que viven en la Sierra”, puntualiza Idrovo.
A más de los rondadores, en los vitrales de su taller también se exhiben las zampoñas, instrumentos que tienen doble hilera de tubos hechos a base de carrizo o duda, los cuales son muy usados en las fiestas andinas.
La zampoña es un instrumento de origen andino, utilizado especialmente en el altiplano y en países como Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Su desarrollo se inició hacia el siglo V, en la cultura Huari, localizada en Perú. Desde esa época ha existido una extensa variedad.
Idrovo también construye sonajeros, que son hechos con pezuñas de animales y también de semillas. El artesano usa mucho el jacapo, una semilla que se encuentra en la Costa y que tiene una flor amarilla.
Los sonajeros que fabrica, incluso, se pueden utilizar como masajeadores dentro de lo que es la musicoterapia; estos son elaborados con semillas, como el jurupi, también conocido como jaboncillo, sobre todo en la Costa ecuatoriana.
“También a los sonajeros se les arma con huairuro, una pepa de color rojo con negro, y con la semilla de acacia, cuyas semillas largas se pueden conseguir en la Costa de nuestro país. También se las encuentra en el cantón Macará y en la región amazónica”, indica Idrovo.
“Son instrumentos ancestrales que datan de muchos años. Al igual que la quipa, los silbatos -que son muy antiguos y que fueron encontrados en la cultura Las Vegas- se los fabricaba con una caracola; estos eran utilizados por el chasqui para anunciar su acercamiento y que tomen la posta los siguientes”, agrega Idrovo.
Asimismo explica que muchos instrumentos, como la quipa, ahora solo se los usa o se los ve en la fiesta del Corpus Christi. “Este instrumento ya no se usa ni para las mingas”.
Esto fue corroborado por el músico José Pauta, quien acota que este instrumento casi no existe.
Adolfo Idrovo construyó también una bocina de un metro de largo hecha con cuerno de toro. Fue presentada como parte de la feria del Cidap.
“Fue para vean que los instrumentos son trabajados con calidad en caña guadúa y forrados con fibra vegetal; que estos instrumentos son adquiridos en su mayoría por extranjeros”, asevera.
Luis y sus innovaciones
Unos metros más adelante está Luis González en su pequeño taller. No deja de diseñar y fabricar instrumentos que él mismo incluso se ha ideado, como el sonador para acompañar música alegre; está hecho a base de la pepa del cacao.
“Este proceso tarda como cinco meses, porque la semilla del cacao tiene que secarse muy bien”. Agrega que puede reemplazar a las maracas o al huazán (instrumento) que se hace en Esmeraldas o en el Chota. “Este sonador fue llevado por músicos europeos que hacen jazz o rock”, dice el artesano.
González es el único que hace quenas con incrustaciones de plata, instrumento muy buscado. (I)