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El Telégrafo
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Activistas y el MAE buscan proteger árboles antiguos

11 árboles fueron intervenidos por el Municipio en la vía Perimetral. La comunidad teme que sean removidos.
11 árboles fueron intervenidos por el Municipio en la vía Perimetral. La comunidad teme que sean removidos.
Fotos: Juan Carlos Holguín / El Telégrafo
15 de enero de 2016 - 00:00 - Redaccion Sociedad

A  menos de un mes de que finalizara 2015, la tala de 44 árboles en Guayaquil motivó la protesta de varios colectivos de ambiente, pero también generó el malestar de habitantes que rechazaron quedarse sin los considerados pulmones de la ciudad que también daban frescura y sombra a la zona residencial.

Fue en la mañana del 6 de diciembre cuando en La Atarazana sus moradores amanecieron sin los 44 árboles que por años fueron parte de la historia del lugar.

Natalia Roca, de Árboles sin Frontera, recibe casi a diario denuncias por parte de ciudadanos por cortes de árboles en zonas como Sauces, Urdenor y parque de Los Ceibos. La afectación es alta frente a una ciudad que tiene déficit de áreas verdes, pero Roca reconoce que hay propuestas y disposición sin fines de lucro para mejorar esta problemática.

Según  el ministro del Ambiente, Daniel Ortega Pacheco, la ausencia de árboles en Guayaquil provoca un fenómeno llamado ‘isla urbana’. Él explica que tanto concreto capta los rayos solares elevando la percepción técnica sobre la temperatura ambiental, la cual a veces es de hasta 30 grados, pero se siente en 40.

Por esa situación aseguró que se trabaja en una nueva normativa de arborización urbana, para integrarla al COA (Código Orgánico del Ambiente), casi listo para discutirse en la Asamblea. La reforma no solo demanda niveles explícitos de cumplimiento, sino también procedimientos y protocolos específicos para respetar los árboles en la ciudad.

Para David Hidalgo, miembro de El Selectivo, un colectivo arquitectónico que participó en la marcha pacífica contra la tala de los árboles en La Atarazana, la normativa en una ciudad como Guayaquil sería oportuna. “Es pertinente que todos los actores colaboren para que puedan tener un arbolado urbano”.

De parte de los colectivos también trabajan su propia propuesta: una ordenanza para evitar la tala de especies antiguas. Para ello se pidió una audiencia con el alcalde Jaime Nebot. Aún esperan la respuesta.

Ellos proponen una mesa técnica con la sociedad civil y especialistas del Cabildo para elaborar la ordenanza. Desde el Municipio se indicó que los árboles fueron talados porque dañaban el pavimento.

Hidalgo dice que esta medida permitirá  la preservación de especies endémicas en algunos lugares de la ciudad y no justificaría una tala o remoción en otros sitios. “En la ciudad tenemos más locales comerciales y otro tipo del uso de suelo, pero no áreas verdes”.

Adicionalmente, indica que se necesita un inventario de los árboles en peligro: “Mucho más los patrimoniales que aportan a la identidad y paisaje de la urbe. Se hará un segundo oficio para pedir la reunión”.

Los árboles capturan agua lluvia

En Guayaquil hay medio metro cuadrado de espacios verdes por habitante, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 9 metros cuadrados.

La importancia de tenerlos es vital. Roca asegura que los ciudadanos deben conocer que la ciudad se inunda por la falta de ares verdes, los árboles absorben el 80% de aguas lluvias, el cemento lo único que hace es enviar a las alcantarillas  toda el agua de las precipitaciones.

Para ella, falta que se difunda información técnica sobre los beneficios de los árboles. Diversos estudios indican que las especies árboles en una ciudad amortiguan el ruido, reducen el carbono que desprende el parque automotor, equilibran la temperatura ambiental y son generadores de oxígeno.

“Más allá de una normativa, necesitamos una ley forestal, guardianes en los bosques y áreas verdes. Hay organizaciones que piensan que solo se tratar de reforestar y ahí queda. A esos árboles se les debe dar un mantenimiento técnico por varios años”, indica Roca.

Los activistas citan ordenanzas en favor de los árboles de otras ciudades, como Bogotá, Quito o Mendoza, donde incluso hay guías e instrumentos para culturizar a la gente.

“Aquí la preservación no es una política urbana. El Municipio ve al árbol como un adorno y no como un ser en un espacio agradable para caminar”, agrega Hidalgo.

Si bien el MAE sigue trabajando en la normativa jurídica para conservar las áreas verdes de Guayaquil, Ortega anunció otros planes más inmediatos. Por ejemplo, este año se construirán 3 parques lineales con ayuda del Ministerio de Vivenda y Desarrollo Urbano. “Estamos apostando a contar con el apoyo de la comunidad”.

Hasta el momento están construidos 5 tramos de parques lineales con fondos estatales, y uno más estaría casi listo. Ortega también se mostró optimista sobre la reunión del Fondo Verde que se hará en Guayaquil, en octubre. En la cita se espera concretar 2 programas. El secretario de Estado aspira a contar con unos $ 100 millones para inversión forestal este año. (I)

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