Madres adolescentes: un desafío real
De tiempo en tiempo se actualiza el tema de la mujer; es decir, de manera especial con ocasión del Día de la Mujer, el Día del Trabajo o el Día de la Madre. Sin embargo, causa verdadera grima destacar la situación de un sector importante de mujeres ecuatorianas que sufre maltrato –por obra de la violencia intrafamiliar, que es un problema nacional-; precariedad familiar, social, psicológica y económica por la incidencia de la maternidad prematura; y en general los problemas derivados de la falta de equidad de género.
El resultado es evidente: los derechos de la mujer están en el papel, pues no se cumplen en los diversos escenarios de la vida, y los deberes y responsabilidades son simples declaratorias de buenas intenciones. En otras palabras, en la Constitución más “garantista” de todas las Constituciones, el Estado supuestamente protege a la familia y a sus miembros, pero la realidad es otra.
Algunos datos
La información del Inec subraya que “en Ecuador hay 122.301 madres adolescentes, el 22 % de las mujeres comprendidas entre 12 y 19 años de edad. El 56,7% de ellas ha culminado la instrucción secundaria, pero el 34,1% tiene instrucción primaria. El 55,8% de las madres adolescentes vive en unión libre con su pareja, el 20,2% es soltera y el 15,7% casada. El 7,6% está separada, el 0,5% viuda y el 0,2% divorciada. Apenas el 24,8% es parte de la Población Económicamente Activa (PEA) frente al 75,2% de madres adolescentes, que no perciben remuneración por sus actividades”.
“En el grupo de madres adolescentes activas económicamente domina las que se dedican a comerciar en tiendas (11,5%), limpiadoras y asistencia doméstica (10,6%), agricultura (9,8%), peonas en cultivos extensivos (7%) y asistentes de cocina (3,7%). En el 2011 se registraron 45.708 partos de madres adolescentes, que se distribuyen en el territorio de manera proporcional a la población: el 55,3% de ellas vive en la Costa, el 38,4 en la serranía, el 6,3% en la Amazonía y el 0,14 en Galápagos. 7.167 madres adolescentes tienen un solo hijo; 7.544 tienen dos hijos; 894, tres vástagos y 103 más de cuatro hijos”.
Abandono
En el caso que nos ocupa, el 75,2% de madres adolescentes no es parte de la población económica activa, lo que quiere decir que no solo no reciben ninguna remuneración porque no realizan una actividad económica, sino que están, literalmente, abandonadas de sus parejas y de toda la sociedad en su conjunto. Sus hijos –si nacen- vienen al mundo huérfanos de la ayuda más elemental para subsistir. Y a este conflicto se une la situación emocional y el desamparo, que deja hondas huellas en las personas.
Prioridades
Los expertos hay diagnosticado las causas de este fenómeno y establecido estrategias, en lo que tiene que ver con la salud reproductiva. Más, estos pronunciamientos, por falta de verdaderas políticas de salud, educación, información y comunicación, han quedado en el vacío y el problema se agrava con el paso del tiempo.
Que el Ministerio de Salud promueva una línea gratuita para hablar de sexualidad no es suficiente. Es necesaria una política de Estado, que articule la salud reproductiva, la educación sexual y la seguridad humana integral con la comunicación para el desarrollo humano, y que se ejecuten programas de corto, mediano y largo plazo con el sistema educativo, el sistema de salud, los medios de comunicación y la sociedad civil. Se trata de defender a las mujeres y a sus familias, que sufren un deterioro progresivo, ante lo cual no hay alternativas sino otro tipo de educación y comunicación.
¡De qué sirven carreteras perfectas, puentes y edificios en la obra pública, si en la parte humana estamos dando indicios claros de vulnerabilidad! La prioridad es la gente, la calidad de vida y las buenas prácticas con parejas avenidas, familias integradas y sociedades sanas y solidarias.
Desafíos
Los candidatos tienen la obligación de prepararse en el diseño y desarrollo de políticas públicas, en los campos de la salud, la economía, la sociedad, la cultura y el ambiente. No es posible que el problema de la maternidad prematura –como muchos otros (pobreza, corrupción, falta de trabajo) quede en la retórica. Hay que atacar las causas, aplicar programas con el soporte técnico adecuado y movilizar a la población con estrategias definidas.
En realidad esta situación no solo alude a las mujeres jóvenes sino también a los muchachos, que por muchas razones son tolerados por una sociedad que señala con el dedo a las mujeres y excluye a los hombres. El Estado, la Iglesia, la sociedad civil y los medios de comunicación tienen responsabilidades compartidas.
LLAMADO 1
Los derechos de la mujer están en el papel, pues no se cumplen en los diversos escenarios de la vida, y los deberes y responsabilidades son simples declaratorias de buenas intenciones.
LLAMADO 2
¡De qué nos sirven carreteras perfectas, puentes y edificios en la obra pública, si en la parte humana estamos dando indicios claros de vulnerabilidad!