232 millones de personas entre 18 y 25 años VIVEN EN LA ZONA CENTRO Y SUR DEL CONTINENTE AMERICANO
Los jóvenes debaten sobre sexualidad, educación y derechos (AUDIOS)
Si hay algo que une a estos jóvenes es su afán por alcanzar un mundo mejor. Todos sobrepasan los 20 años, vienen de distintos países de América Latina y el Caribe y durante 3 días participaron del Foro Regional de Juventudes 2014, que culminó el pasado miércoles en Quito.
En este evento debatieron una agenda sobre 5 temas: educación, trabajo, violencia, participación y salud (derechos sexuales y reproductivos). Así generaron varias conclusiones para trabajar en una agenda conjunta Post 2015.
Temas muy polémicos para sectores de la sociedad civil como el aborto, la salud sexual, la violencia generacional y la concepción de desarrollo fueron discutidos por jóvenes de más de 12 países de la región.
Chicos de Chile, Ecuador, Colombia y El Salvador conversaron con Diario EL TELÉGRAFO. Hicieron un breve diagnóstico sobre salud, trabajo, participación y educación en cada uno de sus países y compartieron propuestas de cambio.
Según las Naciones Unidas, los jóvenes de América Latina y el Caribe representan el 24,5% (232 millones) de la población total en este lado del planeta. El 39% de ellos viven en la pobreza; el 46,8% de la población rural habita también bajo esta condición, frente al 25,5% de la población urbana.
Sobre morbilidad y mortalidad, se registra un total de 287.920 defunciones de personas entre los 15 y 29 años en 2004. El homicidio es una de las principales causas de mortalidad. A esta se suman factores externos como accidentes y enfermedades como VIH.
LEGALIZACIÓN DEL ABORTO EN AMÉRICA LATINA
El aborto es un tema de discusión frontal para los jóvenes. Joel Barrera, un salvadoreño de 22 años, explica que en su país hay la penalización del aborto en todas sus formas desde 1999 con la reforma a la Constitución y al Código Penal.
A su criterio, esta condición, que también ocurre en otros países de América Latina, lleva a la proliferación de sitios clandestinos, en donde mueren muchas adolescentes.
Comentó que hasta el 2011, 129 mujeres en El Salvador fueron procesadas por casos de aborto; ahora 17 están presas con condenas de 15 años o más. “Son casos de mujeres en los que no se hicieron los peritajes adecuados y ellas no tuvieron la defensa pública para atender sus casos. Ellas tuvieron abortos espontáneos o complicaciones durante su embarazo y fueron acusadas de homicidio en primer grado”, dice.
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Joel comenta que este tema fue muy debatido en el Foro Regional, y de esta discusión se llegó a elaborar una recomendación progresista que no solo propone la despenalización del aborto, sino que se apruebe su legalidad para eliminar barreras legales y socioculturales.
Otro tema dentro del ámbito de la salud que preocupa a los jóvenes es la búsqueda de un concepto de salud de calidad integral, donde no solo se priorice la entrega de medicamentos sino también el apoyo psicológico y emocional a tratamientos de connotación muy vulnerable como el caso del VIH.
Además, la incorporación de campañas informativas sobre el tema. Solo en El Salvador se detecta cada día que 6 jóvenes se contagian de VIH. “Nosotros no solo necesitamos medicamentos para estar saludables, también buscamos bienestar, el goce de nuestra sexualidad y el ejercicio pleno de nuestros derechos”, aseguró Joel.
EDUCACIÓN DE CALIDAD Y CON GRATUIDAD
La calidad en la educación es un concepto que debe analizarse para el chileno Javier Pineda.
Cree que la calidad no deber ser entendida como manda el mercado, midiendo el ranking de las mejores universidades por sus publicaciones en revistas indexadas. “Tenemos calidad cuando los estudiantes son capaces de poner sus conocimientos a disposición de la sociedad para que esta crezca y mejore”, explicó.
Su país ha vivido desde los últimos años una serie de manifestaciones juveniles que claman un cambio en la educación local que contempla, entre varias peticiones, la gratuidad universitaria y la eliminación de un modelo educativo que segregue.
Pineda explica que a partir de la dictadura de Augusto Pinochet se produjo una mercantilización de la educación, no se la valoró como un derecho social sino como un bien de consumo que se podía transar en el mercado.
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Como propuestas considera que la educación universitaria debe ser gratuita. “La Universidad de Chile que es de propiedad estatal, solo recibe un 10% de financiamiento a través del Estado y el otro porcentaje se lo consigue por lógica de autofinanciamiento que implica aranceles altísimos a sus estudiantes”, señala.
También busca replantear el financiamiento estatal hacia la educación, en donde no prime la entrega de becas a los estudiantes como una forma de recompensa sino que se destinen capitales para que la educación sea gratuita y más accesible.
Asegura que la educación pública es de menor calidad que la privada, y por su bajo puntaje, a los bachilleres se les niega acceso a universidades estatales. “Condenamos un sistema en que el estudiante que fue a un colegio público tenga que endeudarse en la educación privada”, puntualizó.
LA ESTRUCTURA DE PARTIDO NO LOS REPRESENTA
Si bien en Ecuador durante los últimos años se han logrado importantes avances en la participación de los jóvenes con la aprobación de la Constitución de 2008 y el Plan Nacional del Buen Vivir, para la ecuatoriana Sarahí Maldonado han habido altos y bajos.
A su criterio hay una debilidad en la institucionalidad de la juventud, pues cree que en el sector público y privado se los considera para trabajar y generar recursos, pero no para tomar decisiones trascendentales. “Queremos que la participación juvenil se vea con una voluntad política; que no solo sea un discurso de izquierda, sino prácticas de izquierda reales”, dice.
A su criterio, los jóvenes han identificado ciertos puntos en los que les gustaría ser más participativos y debatir junto a otras instituciones privadas y públicas.
Por ejemplo, en temas de reducción de los índices de violencia, la salud, los derechos sexuales y reproductivos, la construcción de políticas laborales más justas y el impulso de políticas ambientales que vayan más allá de un discurso light. “Las personas que no trabajan con estos temas no logran dimensionar las implicaciones que tienen en la vida cotidiana, pero quienes sí lo hacemos estamos convencidos de su importancia”, acota.
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Sarahí cree que en Ecuador hay una historia de organización juvenil importante, en donde se han ido generando cambios de percepción sobre tipos organizativos, y esto es algo admirable. “El partido ya no es un espacio en el cual nos identifiquemos. Queremos una organización más autónoma”.
Esta es también una de las principales consignas juveniles: buscar una participación y organización autónoma para volver a articularse, potenciarse y alzar la voz ante el mundo.
FALTA TRABAJO PARA INICIAR NEGOCIOS
Conseguir empleo para un joven se ha vuelto una travesía. Daniela Gutiérrez, quien vive en Colombia y tiene 22 años, relata que en su país uno de los requisitos para postular laboralmente es contar con mucha experiencia.
Para una persona que recién egresó de la universidad es imposible que cumpla con este requisito, lo que lo deja en desventaja socialmente. “Si alguien logra conseguir un trabajo, la remuneración no es muy buena, los horarios son extensos; y ahora las pasantías se están utilizando como un modelo de explotación de jóvenes y ni siquiera están reconocidas como experiencias laborales”, explica.
Comenta que este panorama se repite en varios países de América Latina, y por ello se propusieron algunos lineamientos.
Los jóvenes necesitan trabajos dignos y garantía de derechos laborales, es decir afiliación a seguridad social. También se analizó la posibilidad de crear un nuevo modelo de educación cuando se ingrese al mundo laboral donde prime el emprendimiento. “No siempre se debe estudiar para ser empleado sino también para emprender con nuevos negocios”, aseguró Daniela, quien destacó que el Estado debería brindar asistencia legal, técnica y financiera para apoyar nuevos proyectos.
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El empleo para jóvenes de zonas rurales no es muy accesible. Frente a esto considera que la descentralización de las fuentes de empleo es trascendental.
Daniela explica que los jóvenes quieren conseguir trabajos dignos que causen impacto en la sociedad y beneficien a las personas en varios ámbitos para mejorar sus condiciones de vida. “En vez de fomentar la competencia hay que hablar de asociatividad y cooperativismo con el fin de generar mayor impacto”, finalizó.