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Especial Papa Francisco en Ecuador

Los fieles con discapacidad recibieron bendición del Papa

La misa multitudinaria en Guayaquil fue en un espacio de 50 hectáreas, además se ubicó un área para 10 mil invitados especiales, entre ellos personas que en cada parroquia realizan actividades benéficas y propagan el evangelio. Foto: AFP
La misa multitudinaria en Guayaquil fue en un espacio de 50 hectáreas, además se ubicó un área para 10 mil invitados especiales, entre ellos personas que en cada parroquia realizan actividades benéficas y propagan el evangelio. Foto: AFP
07 de julio de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Cubierta con un paraguas y sentada al lado de su hijo Luis Magallanes estaba Irlanda Domínguez desde las 05:00. Ambos aguardaban por la misa que celebraría el Papa Francisco en el Parque Samanes, en el norte de Guayaquil.

Ya habían pasado 4 horas desde su llegada y pacientemente aguardaba bajo el intenso sol. Aunque estaba despierta desde las 02:00, mostraba satisfacción por participar de la celebración eucarística, a donde llegó con una petición especial. “Quiero que Dios sane a mi hijo y que camine”, expresó Domínguez con un brillo en los ojos. Su pequeño, de 8 años, padece de hidrocefalia y discapacidad física. Por eso ambos se encontraban al lado izquierdo del altar, en el bloque destinado para las personas con discapacidad y adultos mayores.

Según cálculos anticipados, se esperaba a 18.000 personas con capacidades especiales, quienes se inscribieron en las parroquias a las que pertenecen.

Domínguez lo hizo desde la iglesia Santa Madre de Dios, ubicada en el Guasmo Norte. De ahí partió un bus con 25 personas que llegaron en la madrugada al campo de la liturgia.

Cada persona ubicada en el bloque estaba acompañada de un familiar. Los voluntarios de la Arquidiócesis de Guayaquil los atendían de forma especial y les brindaban agua de forma recurrente.

En medio de la multitud dos adolescentes llamaron la atención de un medio de televisión de Brasil. Se trataba de los siameses José Armando y José Luis Cevallos, quienes llegaron de Milagro, en Guayas.

Los siameses José Armando y José Luis Cevallos fueron con su hermano a Samanes. Foto: Diana Holguín / El Telégrafo

Los menores de 15 años estaban en una silla de ruedas especial, mostrando una sonrisa particular. Su hermano mayor, Damián Cevallos, señaló que ellos pidieron llegar al campus de la misa para darle al Papa un regalo. En un sobre manila guardaban cuidadosamente una foto de ellos con un mensaje impreso que decía: “Para el Papa Francisco, con mucho cariño, le damos las gracias por visitar nuestro país, Ecuador. Esperamos de todo corazón que Dios lo bendiga siempre”.

Los cantos religiosos de parte de bandas y artistas sonaban cada vez más fuerte y pedían la participación y el fervor de los fieles. Una de las más carismáticas fue Zoila Collantes de Saldaña, peruana de 68 años que ondeaba con mucho ánimo su bandera.

En un viaje de 12 horas llegó a Guayaquil, por primera vez, desde su natal Chiclayo, junto a un grupo de 20 personas de la parroquia de jesuitas Casa del Retiro el Alfarero. Esta agrupación apostólica se dedica a ayudar a los privados de libertad con medicinas, la ejecución de sacramentos (bautizo, primera comunión y confirmación) y la evangelización.

Collantes expresó que era la segunda vez que vería de cerca a un papa, ya que la primera ocasión fue hace más de dos décadas en Trujillo, Perú. La concentración prosiguió con la animación de presentadores, cánticos y el coro de los asistentes que pedían a Francisco.

Otro de grupo que también se unió a la Eucaristía fue una comitiva de 65 adultos mayores del Hogar la Esperanza N° 2 de las Fuerzas Armadas. La comandante Cecilia Bucaram expresó que todas las personas desearon acudir, por voluntad propia, a presenciar la misa.

María Caicedo, de 80 años, dijo sentirse alegre por estar en una de las ceremonias más importantes de su vida. “Me considero una mujer católica, muy apegada a Dios, y para mí haber llegado aquí, pese a todo el esfuerzo, es una alegría inmensa”.

El Pontífice movió el comercio

Giovana Arellano, de 26 años, llegó a Los Samanes con 500 llaveros con la imagen de Francisco, que ofrece a $ 2 cada uno. Al igual que otros comerciantes de la ciudad, ella aguarda con fe que el Papa le alivie los bolsillos.

El Papa, junto al presidente Rafael Correa, saludó a los feligreses en la Plaza Grande. Foto cortesía de la Presidencia de la República.

“Esta es una oportunidad para hacer negocio. Gracias a él hay negocio”, afirma. Las travesías por “vender” al Papa -quien ha denunciado el capitalismo salvaje- no solo son de extranjeros. María Castañeda, una comerciante indígena de 46 años, viajó 12 horas por carretera desde Otavalo para que sus hijos pequeños puedan tener la opción de ver al Papa.

Pero junto a la fe está la necesidad. Castañeda llegó a las afueras del Parque Samanes con almohadas, cobijas y camisetas con la imagen de Francisco para la venta. “Mejor venimos trabajando para ver al Papa”, comenta.

En la Plaza San Francisco (Guayaquil), peatones vieron al Papa en pantalla gigante. Foto: José Morán / El Telégrafo

En las afueras del parque, un colombiano se distinguía por vender botellas de refresco con la imagen del Papa, el escudo de San Lorenzo (del cual el argentino es fanático), de Emelec y Barcelona.

Él viajó más de 23 horas vía terrestre desde Manizales, en el centro-oeste de Colombia. “Hay que aprovechar el negocio”, dice, este extranjero de 25 años. Muchas de las botellas se vendían hasta en $ 50. Cada equipo “va bendecido porque acá está la etiqueta del Papa”, afirmó.

Desmayados y asfixiados tuvieron un punto de ayuda

Además de la zona especial para las personas discapacitadas, en Samanes hubo 3 rutas de evacuación, 16 salidas de emergencia y diferentes grupos de rescate de la Cruz Roja y la Comisión de Tránsito del Ecuador.

Por la mañana, 2 horas antes del inicio de la misa masiva, 9 personas desmayadas fueron atendidas, una de ellas estaba embarazada. Todos fueron llevados a los puestos de auxilio establecidos en los 32 bloques del parque.

Al finalizar el acto litúrgico una de las 15 carpas de atención del lugar tuvo 31 asfixiados y desmayados.

El papamóvil, el esfuerzo de 12 mil familias

Alfombra roja en pasillo principal, gradas fijas y gradas eléctricas, un asiento principal con apoyabrazos en cuero, con regulación de altura de 6 centímetros en ajuste manual y 4 centímetros en ajuste eléctrico; regulación de inclinación eléctrica; rotación libre de 360 grados con posibilidad de frenado parcial o bloqueo hidráulico desde la cabina. Estas fueron algunas de las características del papamóvil, un vehículo fabricado por la empresa GM OBB de Ecuador.

Detrás del asiento principal se colocaron 2 espacios adicionales, pero solo uno fue ocupado por Monseñor Antonio Arregui. El transporte fue el resultado del trabajo de 12 mil familias, de quienes colaboran con las 30 empresas asociadas con GM. La Chevrolet D-Max requirió de algunas adaptaciones, siguiendo las especificaciones enviadas desde el Vaticano.

Luego de la visita al Santuario de la Divina Misericordia, en la vía a la Costa, Francisco se subió al papamóvil justo antes de entrar a Samanes. Desde ese punto emprendió su recorrido hacia un costado del templete, mientras cientos de católicos pedían la bendición en el camino. Varios de ellos alzaban sus afiches y fotografías, además ondeaban banderas de Guayaquil y Ecuador.

Los 1.500 voluntarios dispuestos en cada uno de los 32 bloques constantemente entregaron botellas de agua. En el lugar hubo 25 pantallas gigantes para transmitir la llegada del Papa, de esta manera las personas con discapacidad no tuvieron que desplazarse y pudieron participar del acto religioso.

Tras la misa, el Pontífice participó de un almuerzo en el colegio Javier, con la comunidad de los Jesuitas y el Séquito Papal. Desde tempranas horas los vecinos de los Ceibos y otros puntos del norte de Guayaquil se ubicaron en las afueras del plantel y los estudiantes hicieron una corte de honor en la entrada. (I)

“Voy a pedir por ustedes mucha misericordia”

Los cantos religiosos matizaron la bienvenida que los feligreses le dieron al papa Francisco en el Santuario de la Divina Misericordia, en la vía a la Costa. Fue el primer punto de la agenda que cumplió en Guayaquil.

La visita del Sumo Pontífice al santuario fue breve. En el altar invitó a todos a rezar un avemaría. También se refirió a la misa campal que iba a oficiar en el Parque Samanes. “Ahora voy a celebrar misa y los llevo a todos ustedes en el corazón, voy a pedir por cada uno de ustedes. Le voy a decir al Señor: vos conocés el nombre de los que estaban allí, le voy a pedir a Jesús para cada uno de ustedes mucha misericordia, que los cubra de misericordia, que los cuide, y a la Virgen que esté siempre al lado de ustedes”, dijo.

Hasta el lugar habían llegado 2.000 invitados, muchos de ellos personas enfermas o con discapacidad.

A ellos les dio su bendición, incluso bromeó: “No, no les voy a cobrar nada”, apuntó. “Les pido por favor que recen por mí, ¿me lo prometen?”, añadió antes de agradecer a Dios por la oportunidad de compartir con los fieles católicos reunidos en el sector.

El Papa fue recibido por el canciller Ricardo Patiño, el vicepresidente Jorge Glas, el alcalde Jaime Nebot, entre otras autoridades. Además, estuvieron 60 niños y 300 monaguillos. La construcción del Santuario de la Divina Misericordia empezó en 2009 y fue terminado en 2013 en todas sus etapas.

Es el segundo más grande de Guayaquil y en ese sitio estaba previsto, en principio, la misa campal, pero esa opción se descartó porque no había las condiciones para albergar a tantas personas. El Pontífice quiso visitar el templo porque este año se celebra el ‘Jubileo de la Misericordia’. (I)

Santa Cruz luce engalanada para recibir al Pontífice

A dos días de la llegada del papa Francisco a Bolivia, las autoridades de Santa Cruz ultiman los detalles de la logística y embellecen las calles y avenidas que recorrerá, entre jueves y viernes, y los lugares donde tomará contacto con la población de la ciudad.

Desde el aeropuerto internacional de Viru Viru hasta el Cristo Redentor, donde el Sumo Pontífice celebrará la única misa en su estadía en Bolivia, y todas las calles aledañas lucen letreros y retratos de bienvenida al primer latinoamericano en asumir la jefatura de la Iglesia católica en la historia.

La única incomodidad de los cruceños acostumbrados al calor tropical y sol canicular es el clima, nublado y con bajas temperaturas instaladas por un frente frío, aunque reportes meteorológicos vaticinan que el tiempo volverá a su regularidad en los próximos días, después de que se aleje el temporal que azotó la región que ha hecho tiritar a la mayor parte de los bolivianos desde el pasado sábado, informó la agencia oficial ABI.

Los lugares de mayor actividad son el aeropuerto internacional y, en menor medida, la terminal bimodal, donde comenzaron a llegar los periodistas, nacionales e internacionales, las autoridades eclesiásticas, del Ejecutivo y miles de turistas que seguirán minuto a minuto la visita del papa Francisco.

Paralelamente se realizará el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares con al menos 1.500 delegados, 1.000 de Bolivia y el resto de países de los continentes. “Queremos generar un gran proceso mundial de cambios, de unidad de los cristianos para impulsar cambios en nuestros países”, explicó el dirigente del Movimiento Sin Tierra de Brasil, Pedro Estívarez. (I)

“Que todos sean hermanos, que se incluyan todos”

Un ambiente festivo se vivió la tarde de ayer en la Plaza Grande, en el centro de Quito. Miles de personas esperaron la llegada del papa Francisco al Palacio de Carondelet. A pesar de la lluvia y el frío, los fieles permanecieron frente a los balcones del palacio hasta que arribó el Sumo Pontífice, cerca de las 19:00.

El recibimiento estuvo a cargo de danzantes típicos, después el Papa saludó a los presentes mientras varios artistas ecuatorianos entonaban la canción ‘Bienvenido’. Después el Primer Mandatario lo guió en un recorrido por el Palacio de Gobierno. Tras una aparición en el balcón, donde el Papa de nuevo saludó a la multitud, mantuvieron una reunión privada.

Luego, Francisco se dirigió a la Catedral Metropolitana, donde dedicó unas palabras a los miles de personas que le tomaban fotos y lo aclamaban:“Ahora los bendeciré a ustedes, a sus familias, a todos sus seres queridos y a todo el noble pueblo ecuatoriano, para que no haya diferencias, exclusiones, que no haya gente que se descarte, que todos sean hermanos, que se incluyan todos y que no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana. A cada uno de ustedes le doy la bendición”.

Pidió a los asistentes rezar el Ave María, lo que se dio a una sola voz. Finalizó su mensaje diciendo: “Por favor, les pido que recen por mí, buenas noches y hasta mañana”. Luego se dirigió a la Nunciatura Apostólica, donde ingresó a las 20:56.

Para hoy, a las 10:30, está prevista la misa en el Parque Bicentenario, donde miles de personas llegaron desde ayer, sin importarles la fuerte lluvia con granizo que cayó en la tarde. Carpas, paraguas, enormes plásticos e improvisados techos de cartón fueron usados para protegerse. En la ceremonia estará el presidente Correa. (I)

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