Latinoamérica presenta un declive en su biodiversidad, según Planeta Vivo
Desde los seres más diminutos hasta los más grandes del planeta, así como los suelos donde habitan, enfrentan un serio declive. Así lo resume la edición 2020 del Informe Planeta Vivo.
La publicación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) señala que las poblaciones monitoreadas de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en 68% en promedio; en América Latina el resultado es más impactante, con una reducción en promedio del 94%.
El informe destaca que el motor más relevante de la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio de uso de suelo, principalmente la conversión de hábitats nativos prístinos como bosques, praderas y manglares, en sistemas agrícolas, mientras que gran parte de los océanos sufre sobrepesca.
“La naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, indicó el director regional de WWF para América Latina y el Caribe, Roberto Troya.
El reporte ofrece como uno de los parámetros el Índice del Planeta Vivo que este año incluye casi 400 especies adicionales y 4.870 poblaciones más que el último informe que se publicó en 2018.
En América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en un 51.2% a cambios de uso de suelo, debido a la agricultura insostenible, la infraestructura, el crecimiento urbano, la producción de energía y la minería. Para los hábitats de agua dulce, la fragmentación de ríos y arroyos y la extracción de agua son amenazas comunes.
Y añade que sin la biodiversidad del suelo los ecosistemas terrestres pueden colapsar, pues hasta el 90% de los organismos vivos, incluidos polinizadores, pasan parte de su ciclo de vida en estos hábitats.
También alerta sobre el creciente riesgo de extinción de especies vegetales. Se calcula que una de cada cinco especies (22%) está amenazada de extinción, en su mayoría en zonas tropicales.
Tarsicio Granizo, director de WWF-Ecuador recalca que es clara la interrelación entre los distintos elementos de la naturaleza. La biodiversidad es un recurso, porque garantiza agricultura, ganadería, pesca, acuacultura, medicinas, fibras, es decir, todos los recursos para vivir.
“La conservación de la naturaleza está íntimamente relacionada con la soberanía alimentaria y la salud de los habitantes del mundo; está relacionada con nuestra propia supervivencia”, añade.
El informe previene que la pérdida de biodiversidad amenaza también la seguridad alimentaria, por lo que urgen acciones para transformar el sistema alimentario mundial. El reto consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras, en unas que produzcan la comida nutritiva y protejan y conserven la biodiversidad. Para la agricultura significa reducir el uso de químicos, fertilizantes y pesticidas.
El informe de Planeta vivo concluye que, a fin de revertir la pérdida de biodiversidad, es menester transformar los patrones de producción y consumo de alimentos, impulsar un modelo donde los límites del planeta sustenten las decisiones políticas y económicas; y emprender acciones para detener los motores del cambio de uso de suelo, reducir los desechos y favorecer dietas más saludables y sostenibles.
“La conservación de la naturaleza no es solo un tema de ambientalistas, debe convertirse en política pública para impulsar en el país una recuperación económica sostenible, que proteja los recursos naturales y es necesario que candidatas y candidatos expresen su postura y propuestas”, concluye Granizo.