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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Las vacas de Cisjordania son una fuente de electricidad

El ingeniero Maher Maghalseh opera una máquina que clasifica el estiércol de las vacas que produce energía eléctrica.
El ingeniero Maher Maghalseh opera una máquina que clasifica el estiércol de las vacas que produce energía eléctrica.
Foto: AFP
17 de abril de 2017 - 00:00 - AFP

Durante mucho tiempo el estiércol de las vacas de la familia Jebrini se pudría bajo el sol o se utilizaba de vez en cuando como abono; pero ahora permite producir electricidad en casas y en una de las mayores lecherías de los Territorios Palestinos.

En sus viajes al extranjero, los miembros de la familia mencionada descubrieron instalaciones en las que los excrementos se emplean como fuente de energía, explica Kamal Al Jebrini, uno de los propietarios de la lechería.

A su vuelta pensaron que “sería una vergüenza dejar perder todo este estiércol y contaminar el ambiente cuando es posible transformarlo en energía”, cuenta Kamal en la sala de ordeño.

Fue así como la familia decidió  poner en marcha un sistema de metanización, que permite producir gas a partir de materias orgánicas, el primero en los Territorios Palestinos, donde las energías renovables se limitan a los paneles solares.

Para que los ayuden en su proyecto, los hermanos Jebrini acudieron a Maher Maghalseh, especialista en energías renovables de la universidad politécnica de Hebrón.

Esta ciudad, cercana a su granja, es el principal centro comercial y económico del sur de Cisjordania, territorio ocupado hace 50 años por el ejército israelí.

Para poner en marcha la metanización agrícola, el profesor de universidad Maher Maghalseh trajo ingenieros y un generador de Alemania, conocido por su experiencia en energías verdes. También movilizó a estudiantes al extranjero para perfeccionar sus conocimientos.

Kamal Al Jebrini puede ahora enseñar dos inmensos silos donde se almacenan el estiércol y el biogás, que deben enfriarse antes de usarlos. Gracias a este procedimiento, las 30 toneladas de excrementos que generan sus vacas permiten producir 380 kilovatios por hora.

Según Kamal, es una cantidad suficiente para no pagar ni una sola factura de electricidad de su empresa, que produce leche, yogures y otros productos lácteos vendidos en Cisjordania y en Jerusalén. (I)

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