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Los lagarteros cantan a los finados en Manta

Luis Aragundi canta “Chica linda” a pedido de Fabián Mero, quien adelantó su visita al cementerio.
Luis Aragundi canta “Chica linda” a pedido de Fabián Mero, quien adelantó su visita al cementerio.
Foto: Rodolfo Párraga / ET
02 de noviembre de 2019 - 13:29 - Patricio Ramos

Los últimos tres días de octubre son clave para las familias que tienen algún difunto enterrado en los cementerios de Manta. María Cantos, junto a su pequeña nieta y su tía Sofía arribaron, el pasado 30 de octubre al camposanto de la parroquia Tarqui en Manta. Fue por la mañana. El lugar está ubicado en el corazón del territorio que fue denominado zona cero después del terremoto del 16 de abril de 2016. Las bóvedas, en su mayoría, han sido rehabilitadas, el sismo dejó cuarteaduras en sus paredes.

Cantos, con brocha en mano, pinta los barrotes de metal que se deterioran a causa del salitre que daña la estructura, el cementerio está ubicado a 24 kilómetros de distancia del mar. Mientras lo hace, tararea una melodía de Julio Jaramillo que le gustaba a su madre en vida. “Me la recuerdo siempre, falleció hace 15 años. Cada Día de los Fieles Difuntos y cuando es su cumpleaños, nos reunimos toda la familia, contratamos a un lagartero (cantor de cementerios)”.

La bóveda de la madre de María está en el primer piso de un grupo de nichos construidos en fila. Más adelante se escucha a Luis Aragundi, un lagartero que acompañado de su guitarra canta “Chica linda”, un tema de Julio Jaramillo, a pedido de Fabián Mero. Este pescador artesanal llegó el 30 de octubre a visitar la tumba de su madre. “No podré venir el 2 de noviembre, tengo que salir de pesca, me voy por dos meses, por eso aprovecho la presencia del cantante y le dedico un set de cinco canciones a mi madrecita”.

Aragundi vive en la zona de Tarqui. Está cerca del cementerio. Cuenta que dos días antes de los finados ya se empieza con las serenatas a los fieles difuntos. “La gente llega a visitar las tumbas de sus muertos por las mañanas y las tardes en mayor número. Le huyen al sol”.

“Es una tradición, nos dicen lagarteros, porque vamos de un lado al otro, al menos eso me han comentado, no me ofende. Esa es nuestra chapa (apodo). Hay que salir con traje ligero, el clima está cambiando del frío al calor, uno suda terrible. Hasta llevaré en una mochila una camiseta de repuesto. Ya sabe, para quedar bien. Estos son nuestros días fuertes de trabajo”.

Los lagarteros están en la mayoría de los cementerios de Manabí, comenta el historiador José Elías Sánchez. “Son la esencia de la cultura popular, no solo se canta cuando se está alegre, también cuando se recuerda con tristeza a los muertos”, comenta la docente universitaria Elena Arias.

Según Aragundi, los familiares piden muchos temas de Julio Jaramillo (“JJ”). “Es que sin duda lo que cantó ‘JJ’ tiene sentimiento, y eso llega hasta el fondo del alma de los vivos”, reseña este trovador manabita.

Los cantores en finados arriban  desde las 06:00 y se retiran al otro día. “Hay que llegar armado de agua especialmente. La comida y hasta el licor nos  obsequian los familiares de los deudos, ellos  pasan el día entero al pie de las tumbas de sus seres queridos”, recuerda .

Mientras en el cementerio de Tarqui los albañiles resanan (arreglan) con una mezcla de agua, cemento  y arena las rajaduras que dejó el terremoto, al extremo suroeste, sobre playa El Mur, en otro camposanto el movimiento de familiares, vendedores de flores, de alimentos y lagarteros es fluido desde el 30 de octubre. (I)

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