Los lácteos se encuadran en el cuarto eslabón de la pirámide nutricional, siendo la principal fuente dietética de calcio en  la alimentación.

Son alimentos que se consideran de consumo diario, al igual que las frutas y hortalizas; los cereales y sus derivados; los tubérculos, las legumbres frescas y el aceite de oliva.

Por su valor nutricional, los lácteos son importantes para todos los grupos de edad, especialmente para los niños, jóvenes, personas mayores y mujeres embarazadas o en período de lactancia.

¿Qué alimentos incluye este grupo? Se encuentra la leche y sus derivados, como queso, yogur, requesón, cuajada y otras leches fermentadas, como el kéfir.

 Sin embargo, la mantequilla y la nata, aunque se obtienen de la leche, desde el punto de vista nutricional no se incluyen dentro de este grupo, ya que se consideran grasas de origen lácteo.

Este grupo de alimentos, además, se considera completo, ya que, además de calcio, aportan agua, proteínas, grasas, azúcares, vitaminas y minerales.

La proporción de estos componentes varía en función del tipo de lácteo. Por ejemplo, el agua es el componente principal en el caso de la leche, pues supone aproximadamente en torno al 80%.

Mientras que la cantidad es muchísimo menor en los quesos, sobre todo en los curados, ya que estos últimos contienen mucha más grasa y proteína.

Laura González, responsable de salud y nutrición de Nestlé, indica que las proteínas que contienen los lácteos son de alto valor biológico, un tipo de proteínas similares a las de la carne, pescado o, incluso, similares a las del huevo.

El calcio no solo es importante para la salud, sino que juega un papel clave en numerosos procesos del cuerpo, como el filtrado renal, la conducción nerviosa o el funcionamiento muscular.

Se recomienda tomar, aproximadamente,  entre dos y cuatro raciones de lácteos al día, según la edad y el estado fisiológico de cada persona. (I)