El estado no cuenta con leyes para regularizar la extracción
La tala ilegal en Perú mueve $ 374 millones
Hasta el pasado agosto hablar de extracción ilegal de madera en la comunidad amazónica Alto Tamaya-Saweto (Ucayali, región amazónica del Perú) era hablar de Edwin Chota, dirigente ashánika de resistencia frente a la acción de los madereros ilegales.
Hoy, su nombre recuerda el horror. El pasado 1 de septiembre, Chota y 3 dirigentes comunales caminaban hacia una aldea brasileña vecina para coordinar acciones conjuntas a favor de la lucha contra la explotación, cuando fueron emboscados, asesinados y desollados por los taladores.
El cuádruple crimen, confirmado 2 semanas después por la autoridad peruana, alarma sobre la aguda realidad de la explotación ilegal de los bosques y la posterior comercialización y consumo de madera.
Apenas en abril de 2013 Edwin Chota anunció amenazas continuas de los madereros ilegales, sin recibir ningún tipo de protección estatal y sin que sus denuncias tuvieran eco en las instituciones encargadas de responderlas. “Nos amenazan, nos persiguen y van armados”, dijo en esa ocasión a National Geographic.
La razón para esa persecución se encuentra, en parte, en que la comunidad Alto Tamaya-Saweto hace poco consiguió la titularidad sobre una fracción de la tierra que ocupa, permitiendo que enfrente el ingreso de los madereros ilegales. Pero, en parte, también se justifica en el modus operandi que los colonos extractivistas han utilizado para amedrentar a la población durante las últimas décadas, logrando que comunidades se desplacen en busca de refugio a los asentamientos de sus familiares tribales en Brasil.
Luisa Elvira Balaunde, especialista en pueblos amazónicos, opina que aquella entrega de títulos agravó el panorama para los ashánikas en la amazonía peruana. “Los madereros incrementaron sus amenazas a las comunidades nativas, siendo estas víctimas de su asedio y del abandono total del Estado”.
Pero la gravedad de lo ocurrido con los dirigentes de Saweto, explica, no solo es el accionar de los madereros ilegales en la amazonía, sino la dimensión de un negocio que no se detiene ante ningún tipo de advertencia y que crece desmedidamente con el paso del tiempo.
En 2006 se calculaba que el 80% de los recursos madereros extraídos del Perú tenían origen ilegal. Entre ellos, la madera de caoba y cedro se mostraban como los elementos más codiciados en los mercados locales y extranjeros. Se estima además que la comercialización ilegal de madera mueve $ 374 millones anuales.
De acuerdo al Organismo de Supervisión de Recursos Forestales y Fauna Silvestre (Osinfor), una causa para el crecimiento de este problema ha sido la información falsa en los planes de manejo para extracción de maderas. Estos planes deben describir el número, especie, volumen y ubicación de los árboles a extraerse, con lo que se busca normar la tala. Eso, sin embargo, ha resultado insignificante para los madereros, quienes, por ejemplo, consiguen permiso de extracción para una cantidad determinada y en realidad extraen 3 o 4 veces más de lo que su licencia les permite.
Pero si la extracción es ilegal, la comercialización y el consumo especializan sus funciones en burlar las leyes. Un informe del Banco Mundial, en 2009, señaló que 80% de las exportaciones de maderas peruanas es ilegal utilizando para ello documentos falsos. Cada año el nivel de exportación de madera peruana a los Estados Unidos se incrementa, llegando a posicionarse como uno de los ingresos más importantes en Perú.
La economía como depósito de los resultados de este comercio ilegal no deja atrás a los conflictos que engendra al interior del Perú. La muerte de Edwin Chota responde a la intersección de estos conflictos y a la lentitud de un aparato estatal que no cuenta con claridad en las leyes y normas que buscan ordenar la extracción.
La Dirección Regional Agraria de Ucayali es un ejemplo de esto, pues se encuentran inscritas 49 poblaciones nativas con problemas de superposición territorial.
DATOS
Brasil, Canadá, Indonesia y Rusia condensan la mayor masa forestal del mundo, y también los mayores niveles de explotación maderera.
La zona amazónica del Perú fronteriza con Brasil sufre una explotación intensa del recurso maderero. Cada año se extraen cerca de 2 millones y medio de tráileres y containers llenos de madera.
El desarrollo de la industria maderera en el mundo facturó $ 131.715 millones en 2013, según los registros del Centro de Comercio Internacional. Esto representó 10% más que en enero de 2012.
Ecuador no está en la lista de los más grandes proveedores de madera en el mercado internacional. El Ministerio del Ambiente mantiene operativos constantes para incautar madera obtenida ilegalmente.