El 16% de las redadas de atunes en el mundo proviene del océano pacífico oriental
La pesca fantasma, el arma letal en el mar
El atún es un pez altamente migratorio. Una vez capturado, se lo enlata para suplir la demanda de un mercado ávido de obtener proteína barata para alimentar a millones de personas, o se lo exporta fresco o congelado para cubrir la demanda del exclusivo mercado del sashimi.
Su versatilidad la convierte en una especie de alto valor por su contribución a la economía de muchos países costeros debido a su consolidada cadena productiva, de la cual dependen decenas de miles de personas.. En el caso del Ecuador, el atún se ubica como uno de los principales productos no petroleros de exportación, después del banano y los camarones.
El Océano Pacifico Oriental, en donde se ubica nuestra zona costera, produce en promedio, un 16% de la captura global de atunes. En el 2014, según estadísticas de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), Organismo Regional de Ordenación Pesquera responsable de su conservación y manejo, el Pacífico Oriental produjo 592,000 toneladas de tres especies de atunes tropicales: aleta amarilla (40%), barrilete (45%) y patudo (15%).
Importantes flotas artesanales e industriales operan en el Océano Pacifico Oriental, siendo estas últimas las que capturan el grueso del gran total. Las pesquerías industriales son altamente tecnificadas e incluyen diversas flotas que emplean diferentes artes de pesca. Por un lado están los barcos atuneros de cerco, que pueden realizar lances de su red sobre atunes asociados a delfines; atunes asociados a objetos flotantes (principalmente los construidos de manera artificial por el hombre), y sobre cardúmenes de atún no asociados. Otras flotas industriales que también operan en esta región son las palangreras y las cañeras. Sin embargo, son los cerqueros los que dominan las capturas de atunes tropicales en el Pacífico Oriental, con un promedio del 85% del total, sostenido a lo largo de los últimos años.
Ecuador y México, en ese orden, tienen las flotas cerqueras más grandes y la mayor capacidad de procesamiento de la región. Las principales especies objetivo por parte de estas dos flotas son el atún aleta amarilla y el atún barrilete.
El atún aleta amarilla es capturado mayoritariamente por cerqueros de la flota mexicana que realizan lances de atunes asociados a manadas de delfines.
El barrilete, en cambio, es una especie que sirve principalmente para enlatados. Es capturado en buena parte, utilizando dispositivos congregadores de peces (también llamados ¨plantados¨o FADS). Estos, son artefactos artificialmente creados, que se colocan a la deriva en alta mar, y se construyen de maneras diversas. Su fin: atraer peces aprovechando que los atunes y otros peces pelágicos se congregan alrededor de objetos flotantes en mar abierto, haciendo que este tipo de operación pesquera sea mucho más eficiente en comparación a las demás descritas anteriormente. Un plantado puede ser muy sofisticado, ya que suele estar equipado con dispositivos de monitoreo satelital a fin de poder ser rastreado desde el barco. En ocasiones se lo dota con ecosondas que permiten estimar la biomasa de peces que se ha congregado bajo el.
El uso de los plantados se masificó por parte de la flota cerquera, a inicios de los años noventa, y su utilización, se ha convertido en tema de amplio debate a nivel internacional debido a la mortalidad de especies no objetivo como por ejemplo tiburones y Dorados. Además, este sistema de pesca permite la captura de otros atunes tropicales de tallas muy pequeñas, principalmente, patudos y aleta amarillas, generando preocupación entre algunos científicos debido a la mortalidad de atunes juveniles que podría ocasionar perdidas importantes de biomasa aumentando el riesgo de sobre pesca a estas poblaciones.
El diseño actual de los plantados también ha generado polémica. Hay quienes afirman que un cierto número de estos dispositivos se pierden anualmente, creando la comúnmente denominada ¨pesca fantasma[1]¨.
Nadie conoce a ciencia cierta, el número de plantados que han sido colocados en el Pacífico Oriental, sin embargo acorde a científicos de la CIAT, los lances sobre plantados predominan y continúan al alza. Se considera que esa tendencia se mantendrá, ya que la flota que pesca sobre plantados se ha incrementado causando desequilibrio para la población de atún patudo, cuyas capturas por unidad de esfuerzo han ido decayendo desde el año 2005 hasta el presente. Esta ha sido una de las principales herramientas de información usadas por organizaciones internacionales para abogar por su prohibición total.
Actualmente existe mucha incertidumbre acerca de cómo manejar la pesquería de plantados. Esto se debe a la poca información cuantificada que existe sobre los impactos generados por su uso.
El manejo de los plantados debe tener una sólida base científica que oriente las decisiones de las autoridades de pesca. Por es razón se debe seguir trabajando en una variedad de temas como:
- Análisis científicos que integren todas las fuentes de información, es decir, aquella proveniente de los programas de observadores y la que la propia industria posee acerca de estos dispositivos;
- Estudios de diversos diseños empleando material biodegradable y promoción del uso de los plantados no enmallantes;
- Programas de investigación que permitan identificar nuevas tecnologías o modificaciones en las técnicas de pesca que ayuden a mitigar los impactos al ecosistema marino;
- Programas de extensionismo pesquero para trabajar directamente con los pescadores en la identificación de las mejores prácticas de manejo de la captura incidental.
Se reconocen los esfuerzos que en todos estos temas, la industria atunera internacional, en coordinación con la International Seafood Sustainability Foundation (ISSF), ha venido desplegando a lo largo de los últimos años y es importante señalar ciertas medidas que la CIAT también ha adoptado enfocadas a ayudar a sentar las bases de un manejo más técnico de esta pesquería en particular. Sin embargo, hay quienes consideran, que se podría hacer mucho más, y en mucho menor tiempo, de existir voluntad y compromiso, dado que el problema sigue estando allí.
En el caso del Ecuador, todo lo relacionado al manejo de los plantados, es un tema relevante pues su flota, base de una cadena productiva muy importante, opera mayoritariamente empleando esta técnica de pesca.
Algunos pasos significativos que podría dar el país incluyen:
- Entrega oportuna de información al personal científico de la CIAT, acerca de su número, características de diseño, desplazamientos, tal y como ha sido resuelto por la Comisión. Esta información es vital para el personal científico pues permite que sea analizada para recomendar medidas de gestión basadas en la mejor ciencia posible.
- Observar la operación de un porcentaje minoritario de la flota cerquera ecuatoriana, que al momento, por ser embarcaciones de menor tamaño, no tienen la obligación legal de ser monitoreadas por el programa de observadores de la CIAT. Esta información, valiosa desde el punto de vista científico pues se conoce que esa flota menor también opera utilizando plantados, debería ser integrada al análisis técnico.
- Aunque es necesario reconocer iniciativas privadas de algunos armadores atuneros, constituiría un hecho de trascendencia, el que la flota cerquera del Ecuador, pudiese adoptar formalmente los plantados no enmallantes.
- Empezar a evaluar la factibilidad del uso de material biodegradable para la construcción de los plantados
- Promover más encuentros técnicos entre científicos y capitanes de pesca, para seguir creando conciencia y procesos de aprendizaje de doble vía acerca de las mejores prácticas que ayuden a mitigar el impacto al ecosistema marino.
Ecuador es una nación pesquera que ya ha dado muestras de su compromiso con la conservación a largo plazo y el uso sostenible de las pesquerías de atunes en el Pacífico Oriental. Esta especial coyuntura, relacionada al tema de los plantados, podría ser la oportunidad para que el país siga mostrando un liderazgo fuerte que permita asegurar la sostenibilidad no solo de las poblaciones de atunes tropicales, sino de las industrias pesqueras que sustentan decenas de miles de empleos y contribuyen de manera importante, al crecimiento económico de la nación. (I)
[1] La pesca fantasma se refiere a las capturas producidas por aparejos o artes de pesca perdidos o inatendidos que siguen funcionando. Líneas de anzuelos, redes y nasas abandonadas o perdidas pueden continuar capturando peces y otras especies marinas por algún tiempo, hasta quedar enredadas en el fondo, cubiertas por algas o destruidas por corrientes u otros fenómenos oceánicos.