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Los médicos recomiendan incrementar la ingesta de pescado y carnes blancas
La OMS incluye a los embutidos en el grupo de alimentos potencialmente cancerígenos
El informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) fue concluyente. Los expertos determinaron que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida cotidianamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en el 18%, mientras que cada porción diaria de 100 gramos de carne roja aumentaría el riesgo en el 17%.
La dependencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el hallazgo de alto impacto para consumidores y productores cárnicos en todo el mundo y enfatiza en que el consumo de carnes procesadas está en el Grupo 1 de riesgo para contraer cáncer.
En esa categoría también están el tabaco y el amianto -silicato de cal, alúmina y el hierro, que se utiliza en la industria papelera o en la fabricación de tejidos incombustibles-, aunque la IARC mencionó que no significa que las carnes sean igual de peligrosas que los otros productos mencionados.
“Para un individuo, el riesgo de desarrollar un cáncer colorrectal a causa de su consumo de carne trasformada es débil, pero ese riesgo aumenta en función de la cantidad de carne consumida”, precisó Kurt Straif, responsable de la IARC.
El oncólogo Francisco Plaza señala que las carnes rojas no son el peligro, puesto que “si un animal es sacrificado y su carne es consumida enseguida no hay riesgos para la salud. El problema es cuando la carne es almacenada y le ponen preservantes y colorantes”.
Explica que el cáncer colorrectal es el más frecuente como consecuencia de dietas ‘aberrantes’, porque el tubo digestivo soporta todo lo que se ingiere.
Añade que el nitrito de sodio, generalmente usado en los embutidos, puede producir procesos oxidativos a nivel del intestino grueso, por lo que el consumo excesivo de estos productos se convierte en un factor de riesgo de cáncer.
El endocrinólogo Francisco Vera explica que los embutidos tienen un exceso de purinas en su composición, debido a los desechos de las vísceras de las carnes y las grasas de los animales como el cerdo, las reses, chivo y todos lo que proveen carne roja.
Las purinas son sustancias naturales que fabrica el cuerpo y que se pueden encontrar en varios alimentos, especialmente en aquellos ricos en proteínas.
Normalmente, las purinas se disuelven en la sangre y se transforman en ácido úrico, que el organismo elimina más tarde en la orina. Sin embargo, en algunos casos se acumula en la sangre.
De acuerdo a Vera, en pacientes con daños renales la purina aumenta la creatinina y precipita una posible nefropatía. Por eso señala que los pacientes diagnosticados con cálculos renales o similares deben evitar por completo el consumo de carnes rojas al igual que quienes padecen de diabetes.
Vera sostiene que no hay que ‘satanizar’ a las carnes rojas, puesto que también son fuente de proteínas. Recomienda el consumo de este producto una vez a la semana, especialmente de animales que fueron criados con avellanas, y más a menudo la ingesta de pescados y carnes blancas.
El IARC aclaró que el consumo de carne roja todavía no ha sido establecido como causa de cáncer, aunque estudios señalan que está relacionado con 50.000 fallecimientos anuales. (I)