Aparenta unos 24 años pero en realidad tiene 28. Jorge Santillán, vocalista del grupo de pop “Niji”, que ejecuta canciones en coreano  y  también de varias series de animación japonesa, utiliza un estilo despeinado  y viste un abrigo que a simple vista parece un sweater común y corriente, pero no lo es.

“Éste lo compré en Ebay, en un lugar donde venden artículos coreanos. Si te fijas los botones son diferentes, así como el cuello. Son como los que usan los coreanos, por eso lo compré”, dice Jorge, estudiante de Contaduría Pública Autorizada (CPA) en una universidad a distancia.

Él es uno de los jóvenes guayaquileños influenciado por el “Hallyu”, como  denominan a la “Ola Coreana”, refiriéndose al conjunto de música, grupos de baile y productos audiovisuales y otros de la cultura popular de ese país asiático, ahora consumidos por jóvenes que construyen sus grupos, identificándose con dichos  productos.

Jorge, junto con Luis Coppiano y otros 2 jóvenes, forman esta banda de pop que tiene 6 años de existencia, cuyo nombre en japonés significa “Arcoiris”. Ahora ejecutan pop coreano, que también se denomina “K-pop”. 

“Empezamos a tocar canciones en japonés, pero ya con el tiempo nos dimos cuenta del cambio en el gusto de las personas. Hace dos años más o menos empezamos a tocar k-pop y se ha vuelto como una moda. Las personas que en su momento disfrutaban del pop japonés ahora disfrutan de pop coreano”, explica Luis.

“Esta es una tendencia que tiene aproximadamente unos 2 años en el país. Empezó cuando descubrimos los grupos de pop y formamos clubes de fans. En total, en Guayaquil somos unas 400 ó 500 personas. En Quito también hay fanáticos”, dice Javier Guerrero, de 18 años, integrante de uno de los grupos de fans de Guayaquil.

Él, junto con Karen Bayas y otros amigos, se reúnen cada fin de semana en la Plaza de Artes y Oficios, en el sur de la ciudad, a ensayar los pasos de baile que serán parte del “flashmob” que realizarán en la Plaza San Francisco.

“El objetivo de esta actividad que se hará también en Quito es llamar la atención de los organizadores de los conciertos para que tomen en cuenta al Ecuador como parte de sus giras mundiales”, afirma Karen, una rubia y joven estudiante de medicina, que -pese al calor de la tarde- utiliza un gorro tejido con una gran flor fosforescente en la frente.

Bandas como Shinee, U-Kiss, Super Junior, 21 y Girls Generation figuran entre sus preferencias musicales.       “Nos gustan porque  representan una compilación de todos los géneros musicales y esas son cosas que a los jóvenes nos  llama la atención”. 

Pero la influencia de la cultura coreana en la ciudad se extiende más allá de la música. También se manifiesta en varios productos audiovisuales de cine y televisión.

Cada noche en la pantalla de ECTV,  seis jóvenes de la Escuela de Arte Kirin luchan por convertirse en grandes estrellas de la música. Esta es la premisa de “Dream High”, una telenovela juvenil de procedencia coreana, o “Dorama”, como se denominan estas producciones.

“La gente  nos ha enviado mails, cartas, a través del Facebook; aprecia este producto porque es algo que pueden verlo en familia, apto para todo público, no tienen elementos de violencia física ni verbal”, dice Karina Medina, jefa de Programación de Ecuavisa, cadena que ha emitido varias de estas series desde el 2009.

Según explica, la telenovela que hasta el momento mayor aceptación ha tenido es “Escalera al Cielo”, un dramatizado que se proyectó en este canal por varias ocasiones en diferentes horarios. El mayor rating lo alcanzó cuando el dramatizado estuvo al aire en el horario de las 16:00, llegando a los 22.3 puntos.

“Para proyectarla consideramos que se trata de telenovelas muy cortas y muy concretas, que  tienen un corte rosa pero un contenido que no cae en lo absurdo y que refleja una realidad social que puede comprenderse en cualquier país del mundo. Y además, dejan una moraleja, una situación que le puede pasar a cualquier persona”, explica Medina.

“Cuentos de Otoño”, “Vals de Primavera”, “Sonata de Invierno”, “Aroma de Verano”, así como “La mujer de mi esposo”, “Sorpresas del Destino”, “Amor Azul”, “Pan, Amor y Sueños”, son algunos de los títulos que se han proyectado en la televisión nacional.

“Las películas evocan grandes sentimientos; se puede observar que tienen una buena producción y nos permiten conectar con las emociones; son muy buenos actores y siempre meten algo de comedia, eso es lo que me gusta de ellas”, precisa  Christian Ruiz, de 18 años.

Él se refiere al festival de cine de Corea del Sur que se realizó hace algunas semanas   en el MAAC Cine. Florecer tardío, Más allá de los sueños, La vida feliz, el secreto de la viuda virtuosa, entre otras, fueron parte de la muestra.

“Me gusta marcar la diferencia, hacer cosas distintas y por eso me gusta mucho toda esta cultura coreana”, sostiene  Andrea Abad, una estudiante de Ingeniería en Marketing.