Eva es una joven con discapacidad intelectual, que gracias al apoyo de su madre y a su propio esfuerzo llegó a ser una gran pintora y venció todas las barreras que interpone la sociedad a las personas con esta condición.

Esta es una de las historias que cuenta la obra de teatro ‘Matices’, que proyecta de forma gratuita el Consejo Nacional de Igualdad de Discapacidades en Quito. “Queremos que la juventud conozca los problemas que en la obra se reflejan y que tenga la capacidad suficiente para comprender que la sociedad es diversa y que la discapacidad es una condición accidental que no debe implicar diferencias sino inclusión”, indica Xavier Torres, presidente del Conadis.

‘Matices’ es una obra de armonía con la diversidad interpretada por la Fundación Espada de Madera, cuyos integrantes debieron capacitarse en lenguaje de señas e incluso en el manejo del silencio para entender y poder encarnar de mejor forma a los personajes. También debieron aprender sobre el uso del bastón y el desplazamiento que tiene una persona invidente.

“Esta obra es distinta a muchas que hemos presentado, porque nos obligó a prepararnos más, a estudiar más a fondo toda la diversidad existente e incluso ser más conscientes con la realidad que a veces por la premura con la que vivimos no somos capaces de detenernos a analizar”, indicó Giseña Parra, quien encarnó a la madre de Eva y también a Natalia, la secretaria por momentos impertinente, pero con un gran sentido humanitario que intenta concienciar a un jefe conservador sobre el buen trato que una persona con discapacidad auditiva merece, y ante todo valorar su preparación académica.

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Según datos del Conadis, hasta mayo de 2013 en el país vivían 361.511 personas con discapacidad auditiva, física, intelectual, psicológica, visual y de lenguaje. Desde 2006 se expidió por primera vez en el país una ley que obliga a las empresas que tengan mínimo 25 trabajadores, a contratar a personas con alguna discapacidad.

La obra de teatro también impresionó al público asistente. Por ejemplo, Adriana Vargas reconoció los avances que se han logrado en la adecuación de espacios para las personas con discapacidad, pero todavía cree que falta mucho por hacer. “Fue genial toda la puesta en escena. A ratos graciosa, pero al final nos deja una gran lección de lo que casi todos los días vivimos en los distintos espacios en los que nos movemos...”, aseguró la joven.

La estudiante Carmen Carrera aseguró que las historias la engancharon desde el inicio. “(...) Lograron hacernos reflexionar sobre la realidad que a veces ignoramos porque aún no somos totalmente solidarios e incluyentes como deberíamos. Creo que es necesario establecer algún tipo de materia desde la primaria para hacernos más conscientes”, indicó.

Está previsto también presentar obras inclusivas dirigidas a niños.