La Senescyt acompañó y capacitó al estudiante de ingeniería previo al examen
La discapacidad no frena a ‘Jeff’ en sus estudios (GALERÍA)
Jefferson Reyes por momentos se pone tenso al conversar sobre la carrera de Ingeniería en Sistemas a la que aspira un cupo. Se apresura a contestar con algunas dificultades para enlazar sus ideas. Nunca pierde la sonrisa y mientras conversa mueve su cuerpo que reposa en una silla de ruedas.
Cuando tenía un año de edad Jefferson dejó de caminar. Su madre Fanny Luque recuerda que hasta los 9 meses su hijo, a quien llama cariñosamente Jeff, se desplazaba de un extremo a otro con ayuda del andador.
Después de un tiempo él no pudo sostenerse sobre sus piernas. El diagnóstico médico fue retraso psicomotriz.
Hoy Jefferson tiene 18 años y ha enfrentado su formación educativa sin ponerse límites. La falta de movimientos en sus manos no fue obstáculo para que aprendiera a manejar el computador, el cual recibió por medio de una donación.
Hace unas semanas Jefferson formó parte de los 321.000 bachilleres que rindieron el Examen Nacional de Educación Superior (ENES) en busca de un cupo universitario. Era la segunda vez que lo hacía, luego de no alcanzar el puntaje que necesitaba. “Cómo cortarle las alas a un ave que quiere volar”, dice su madre refiriéndose al entusiasmo que su hijo tiene en continuar sus estudios.
Después de todo Jefferson se graduó con las mejores calificaciones en el colegio Juan Diego de Guayaquil, llegando a ser escolta de la bandera de Guayas. Además durante la secundaria aprendió a tomar apuntes, y usar programas como Photoshop y otras herramientas para crear páginas web.
Un segundo intento
A diferencia del primer examen que Jefferson rindió, esta vez contó con la preparación de un tutor asignado por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt). “En la primera prueba no sabía cómo hacerlo pues no tenía una idea. Cuando ya di el segundo examen no se me hizo tan difícil porque me habían enseñado pensamiento abstracto, lógica. Tardé menos en terminarla. Entramos a las 10:30 y ya las doce de la tarde había concluido”, cuenta Jefferson.
A finales de abril el joven conocerá si esta vez concretará su aspiración de estudiar para ser ingeniero en sistemas. “Me gusta todo lo que tiene que ver con programación, con mi hermano menor (Luis Alberto) hemos configurado programas. Antes quería ser docente Físico-Matemático, pero me di cuenta de que no me gusta la Física. Tengo mucha fe en que voy a obtener el cupo”, agrega.
La siguiente preocupación de la madre de Jefferson es la movilización. Desde que el joven terminó la escuela, ella se ha tenido que hacer cargo de su traslado.
El traslado es una de las preocupaciones de la madre del alumno. Por años ella lo cargó de la casa al colegio.A diario Fanny salía de su casa ubicada en Bastión Popular (norte de Guayaquil)y recorría varias calles no asfaltadas para llegar hasta el establecimiento. La coordinadora del Zonal 5 y 8 (Guayaquil, Samborondón y Durán) de la Senescyt, María José de Luca, expresa que estudiantes como Jefferson, que presentan discapacidad o cuyas familias son beneficiarias del Bono de Desarrollo, pueden optar por la Beca Eloy Alfaro.
Este programa premia el esfuerzo de los alumnos sobresalientes con una beca de $170 mensuales para que solventen sus gastos educativos. A quienes obtengan una nota de 9 sobre 10 en el ENES se les otorga una remuneración de $340 mensuales.
Al igual que Jefferson, estudiantes como Daniel Caicedo, quien presenta discapacidad visual y estudia leyes en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, “han recibido un trato preferencial y queremos seguir socializando el tema para que puedan obtener su beca. Muchos no saben que son beneficiarios”, explica De Luca.
En el segundo semestre de 2013, según De Luca, se socializó el programa con 441 estudiantes que reciben el Bono de Desarrollo. “El 72% de estudiantes fueron informados del tema. Existen alrededor de 2.000 becarios en las zonas 5 y 8”, señala la coordinadora.
Mientras transcurre la espera de los resultados, Jefferson sigue practicando sus conocimientos de computación en casa y asegura que no claudicará en su deseo de ir a la universidad.