IEPI trabaja con Perú para controlar 300 casos de bio-piratería
En Ecuador se han registrado 300 posibles casos de “Bio-piratería”, señala Andrés Icaza, director del instituto de propiedad intelectual del Ecuador. “Se están realizando investigaciones científicas con los recursos genéticos y conocimientos ancestrales de Ecuador. Las comunidades deben saber para qué se están usando los recursos y también deben recibir los beneficios”, dice.
Según los informes de la institución y otras denuncias presentadas por los ciudadanos, del país han salido 700 ranas que llevaban en su lomo una sustancia más poderosa que la morfina. También han sido sustraídos recursos genéticos de la plataforma submarina, que ahora se comercializan en el extranjero procesados, como bio-díesel. A la lista se suman las 2.000 muestras de plantas que utiliza la comunidad indígena Awa, como medicina o alimento, cuyo destino aun se ignora.
Ecuador, como miembro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), mantiene un convenio que establece el mecanismo de acceso a los recursos, en el que se fija que todo procedimiento “requerirá de la presentación, admisión, publicación y aprobación de una solicitud, de la suscripción de un contrato...”.
La semana pasada se realizó una reunión entre la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi), el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) y la Comisión Nacional contra la Bio-Piratería de Perú, para establecer una metodología que permita rastrear los intentos de patentar recursos ecuatorianos en otros países. Por ejemplo, en Perú se han registrado procesos de patente, utilizando las propiedades de la planta Maca, conocida en su país de origen por tener propiedades vigorizantes.
A este matojo también so la utiliza para tratar la infertilidad: “Como no podemos monitorear las 35.000 especies del Perú, hemos priorizado 35. Se hace un monitoreo permanente en las principales oficinas de patentes del mundo, que están en la obligación de difundir la solicitud de patente”, explica Andrés Valladolid, representante del ente peruano.
En este país se han frenado 9 intentos de patentar la maca, en oficinas de Francia, Corea y Japón, detalla Valladolid. Para lograrlo, la comisión envía un informe técnico estableciendo que el uso que se pretende dar a la planta ya es conocido por las comunidades.
Begoña Venero, jefa de la división de conocimientos tradicionales y recursos genéticos de la OMPI, explica que en Perú e India -países que tienen recursos codiciables- la lucha contra la bio-piratería se ha concentrado en los requisitos de patentabilidad, es decir que el producto creado -utilizando la planta tradicional- sea novedoso y tenga algún nivel de inventiva. “Una cosa es que no se cumplan estos requisitos y otra que no se haya obtenido los permisos para obtener el material; en ningún caso que conozca se han cuestionado las patentes por la última razón”.
Aunque la legislación de la CAN establece que con recursos genéticos de por medio y saberes ancestrales se debe obtener un permiso, “hay que recordar que la nulidad de la patente se obtiene en el país donde se la está intentando registrar”, dice. La representante de la OMPI adelantó que Ecuador va a firmar un acuerdo con Perú para que los dos países puedan trabajar juntos en los casos -que les competan- de utilización indebida de recursos
El director del IEPI asegura que no existe una norma para “determinar cuál es el mecanismo de acceso cuando existe un conocimiento ancestral asociado al recurso”.