A pocas semanas  del inicio de clases en la región Sierra y Amazonía, varios padres de familia comenzaron la compra de útiles escolares y uniformes para el nuevo año escolar 2013 - 2014.      

Mientras los vendedores aseguran que procuran rebajar los precios para generar mayores ventas hasta el próximo 2 de septiembre -fecha de inicio de clases- los clientes coinciden en que cada año el precio de los implementos estudiantiles se incrementa.

María Eugenia Lara compraba la lista de útiles para su nieto Samir en una papelería ubicada al sur de Quito. El niño ingresará a cuarto año de educación básica en la escuela Cotopaxi. En su afán de ayudar a su hija con los gastos, cada año destina parte de sus recursos económicos para los útiles de Samir. “Pedí una cotización en varias papelerías para ver cuál era la conveniente. Este año gasté 70 dólares solo en útiles escolares, mientras que el anterior recuerdo que fueron $50. Lo más caro son los uniformes y libros” señaló.

En contraparte, Manuel Piedra, dueño de una papelería en el sector de La Magdalena (sur de Quito), anota que los implementos de papelería han mantenido su precio, pero coincide con Lara en que el valor de los libros se ha incrementado. “Los libros que les mandan a comprar en la lista de útiles cuestan entre 2 y 10 dólares cada uno. Por eso la gente compra en dos partes o espera cobrar el decimocuarto sueldo para cubrir este gasto”, indicó.

El propietario agrega que la ganancia que recibe en esta temporada no tiene mucha diferencia en comparación con lo obtenido en el transcurso del año.“Cobramos menos por la competencia que se da y tenemos mayor volumen de ventas. Pero como bajamos los precios, no tenemos  mayores ingresos”.

Mientras que los precios de la lista de útiles han subido, la venta de uniformes ha bajadoOtros padres de familia, como Cristian Ñacato, prefieren ahorrar un poco de tiempo realizando parte del trámite por Internet. Él  pidió la  cotización del material escolar para su hijo en un bazar ubicado en el centro de Quito por medio de correo electrónico. Debido a sus ocupaciones, contó que no dispone del tiempo necesario para ir de una papelería a otra buscando la más barata. “Este método me facilita bastante el trámite porque averiguo en varios lugares, pero ninguno me obliga a comprar. Además, no tengo paciencia para ‘regatear’”, señala.

Su hija Milagros irá a educación inicial dos en el Centro Infantil Divino Niño, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Al respecto, Ñacato asegura que este plantel particular entregó la lista de útiles en junio pasado, al culminar el anterior año lectivo. Sin embargo, él optó por comprar  esta semana, ya que “en esta temporada bajan los precios”.

El año pasado destinó una mayor cantidad de dinero para los útiles de su hija, ya que (según dijo) por ser el primer año educativo los planteles solicitan más materiales. “El año anterior pagué 90 dólares en útiles escolares. Esta vez me salieron por 52 dólares, pero falta comprar algunas cosas”.        

Sobre los uniformes, algunos propietarios de locales que se dedican a la confección aseguran que hasta el momento el negocio no ha despegado, ya que los padres no saben con  certeza a qué colegios  designó sus hijos el Ministerio de Educación. “Las ventas han disminuido. En años anteriores en esta fecha ya quedaban pocos uniformes. La última semana de agosto nos daba pena decir a la gente que ya no nos quedaba ninguno”, señaló Janeth García, encargada de atender uno de estos locales en el centro de Quito.

Según la confeccionista, el precio de los uniformes va desde los 76 hasta los 145 dólares, dependiendo de cuántas paradas tenga la institución educativa.

Indicó que los uniformes que más se han vendido en años anteriores pertenecen a los colegios Espejo y 24 de Mayo. Alexandra Burbano  probaba el uniforme de parada del colegio Montalvo a sus dos hijos, Anthony y Jonathan.

La madre de familia afirma que prefiere comprar los uniformes fuera del plantel, ya que son más baratos. “Cuando solo tenía un hijo compraba en el colegio, pero ya con el segundo busqué otras opciones. La verdad es me ha resultado más conveniente, ya que la calidad de la tela es muy similar a la que venden en el propio establecimiento”.   

Al igual que García, Vicente Escobar, quien se dedica a la confección de ropa desde el año 1958, resaltó el bajo nivel de afluencia por parte de los padres de familia para comprar los uniformes de sus hijos. “Ahora hay que confeccionar las piezas y venderlas a precios convenientes para no perder la inversión”, aseguró el vendedor.