Especial Papa Francisco en Ecuador
Francisco, el sucesor de San Pedro
“Cómo me gustaría una iglesia pobre y para los pobres” ha sido la frase que Francisco I promulgó al tercer día de su proclamación y que arrancó un fuerte aplauso de los presentes en la audiencia a la prensa internacional que ha siguido el cónclave. “Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”, ha dicho más de una vez para explicar la opción de vivir en un apartamento y de prepararse su cena. A los sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos.
Lo peor que puede suceder en la iglesia, explicó en algunas circunstancias, es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual, que significa ponerse a sí mismo en el centro. Francisco define su proyecto como sencillo, al decir “si se sigue a Cristo, se comprende que pisotear la dignidad de una persona es pecado grave”.