Después de 14 años de haber reconocido la unión civil de personas del mismo sexo, mediante la creación del PACS (Pacto civil de solidaridad), este 23 de abril Francia se unió a los 13 países del mundo en legalizar el matrimonio homosexual. François Hollande, quien asumió la Presidencia en mayo de 2012 liderando el partido socialista, cumple así con el compromiso N°31 de su campaña.

El proyecto de ley -que fue sometido al voto de la Asamblea Nacional, para luego ser aceptado por el Senado el 12 de abril y volver a la Asamblea para el voto definitivo el pasado martes- fue aprobado luego de 136 horas de intenso trabajo poniendo fin a una larga carrera jurídica, con 331 votos a favor, 225 en contra y 10 abstenciones. Al ser esta una importante conquista social a favor de las libertades y el reconocimiento de la igualdad de derechos, la mayoría a favor compara esta ley a las simbólicas reformas que dieron derecho al voto femenino (1944), a la interrupción voluntaria del embarazo (1975) y la abolición de la pena de muerte (1981).

El debate legislativo se extendió al conjunto de la sociedad que desde enero pasado ha ocupado las calles de las principales ciudades de Francia en numerosas manifestaciones tanto a favor como en contra. La polémica social se ha centrado en el tema de la parentalidad. Según la oposición, la legalización del matrimonio homosexual, al abrir el derecho directo a la adopción, pone en riesgo la integridad de la institución de la familia, sobre todo porque dejaría lugar a una futura legalización de la PMA (procreación médicamente asistida).

Sin embargo, como lo defienden los grupos a favor, esta visión no toma en consideración que las familias homoparentales ya son una realidad en Francia y que la inexistencia del matrimonio homosexual ha implicado que uno de los padres no tenga derecho legal sobre los niños, ni tenga la misma protección jurídica con la que cuenta una pareja casada. Así, esta ley no estaría modificando de manera radical lo que ya es una realidad, sino que vendría a corregir la inseguridad jurídica en la que estas parejas y familias han sido obligadas a vivir hasta hoy.

Pese a que esta ha sido una victoria contundente, el debate está lejos de cerrarse, los opositores aseguran que no interrumpirán sus manifestaciones y gestiones hasta que el Presidente se vea en la obligación de retirar la ley. Por su lado, los diputados de la oposición presentaron un recurso para censurar la ley ante el Consejo Constitucional, el mismo que tendrá un mes para pronunciar su veredicto.

Lamentablemente esta importante reforma se ha desarrollado en un clima bastante violento; a la subida de tono de las manifestaciones y las agresiones verbales de los distintos dirigentes se sumaron casos de agresión física a parejas homosexuales en la calle, en bares y durante las manifestaciones.

El Observatorio de Discriminación ha alertado sobre el aumento de denuncias de esta homofobia creciente que mancha de manera escandalosa una sociedad reconocida mundialmente por sus luchas y avances sociales. Queda esperar, como lo dijo Christiane Taubira, ministra de Justicia, que con los primeros matrimonios “sople un viento de alegría en el país y que aquellos que se oponen se sientan confundidos al verse embargados por la emoción de los recién casados y la felicidad de las familias”.