41 casos se reportaron en el último ser bachiller
Escolares y profesionales hacen trampa en exámenes
Rendir un examen crucial, ya sea para aprobar un curso académico, garantizar un cupo en una universidad o conseguir un cargo directivo genera ansiedad.
Un grupo de evaluados, ante la situación, encuentra en hacer trampa la mejor alternativa. Eso se evidenció en la última convocatoria del Examen Ser Bachiller (test que habilita la graduación de la secundaria y garantiza un cupo en el sistema de educación superior).
Durante los seis días de evaluación se registraron 41 casos de deshonestidad académica. 16 de ellos corresponden a postulantes de tercer año de bachillerato, mientras que los 25 restantes son jóvenes que se graduaron en años pasados.
¿Pero por qué lo hacen? El psicólogo educativo Guillermo Haro sostiene que la necesidad de aprobar puede convertir a una persona en un individuo deshonesto.
Según el especialista, copiar en trabajos, pruebas y exámenes es un fenómeno que se presenta en todas las instituciones educativas y en los diferentes niveles de enseñanza: básica, media y superior.
Una de las razones que más motiva a los estudiantes a copiar es la inseguridad. Haro señala que si un alumno no tiene suficiente autoestima como para decir lo que piensa sin sentirse burlado por equivocarse, no se atreverá a expresar sus ideas y recurrirá a memorizar o copiar las respuestas.
El experto en educación Ricardo Alemán considera que las instituciones han estado más preocupadas por formar a sus alumnos en conocimientos y habilidades técnicas que en la enseñanza de valores y de actitudes éticas que propicien mejores ciudadanos.
Según Alemán, existen estudiantes que consideran que hacer trampa en la escuela no es un asunto moral. “Los chicos no establecen la conexión entre tener conductas académicas deshonestas y su impacto o relación con su futuro desempeño profesional y, por ende, su actitud ética y cívica”.
La próxima semana, los alumnos que no aprobaron el año lectivo 2016-2017 tendrán una nueva oportunidad: rendirán un examen remedial de las materias reprobadas.
Uno de ellos es Juan Pozo. El joven que busca pasar a primer año de bachillerato cuenta que desde la primaria ha visto cómo muchos alumnos se valen de engaños en las evaluaciones.
El sociólogo Dimitri Peñasco expresa que el valor de tener una formación académica es alto porque eso, además de permitir el acceso a un trabajo con mejor remuneración, proporciona una sensación de aceptación social.
“Todo se basa en venderse uno mismo sobre la base de logros. Bajo esta lógica, los adolescentes harán cualquier cosa para ser aprobados. No importa si eso implica actos inmorales”, indica el experto.
Pozo asegura que nunca ha copiado, pues es muy nervioso para hacerlo y lo más seguro es que el profesor se percate de su intento de fraude y las consecuencias sean graves.
La deshonestidad académica es sancionada en el país
El Reglamento General de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) considera actos de deshonestidad académica presentar, como propios, productos intelectuales que no fueren resultado del esfuerzo del estudiante o incurrir en cualquier acción que otorgue una ventaja inmerecida a favor de uno o más miembros de la comunidad educativa.
La norma detalla que obtener copias de exámenes o de sus respuestas, falsificar firmas, documentos, datos o expedientes académicos o suplantar a otra persona o permitir ser suplantado en la toma de un examen son motivo de sanciones.
Los correctivos están divididos en leves, graves y muy graves. El primero se sanciona con amonestación verbal, que irá acompañado de una advertencia de las consecuencias que tendría el volver a cometer las respectivas faltas. El grave incluye la suspensión temporal de asistencia al plantel del alumno por un máximo de 15 días, durante los cuales deberá cumplir con actividades educativas.
La falta muy grave genera la separación definitiva de la institución educativa. Según el reglamento, esta medida implica reubicar al estudiante en otro establecimiento.
Si bien el reglamento supone un apoyo para aplicar acciones disciplinarias, los docentes remarcan la importancia de fomentar valores morales en el alumnado; en este caso, la honestidad.
Casos de plagio también se dan en el ámbito profesional
En 2016, la tesis del presidente mexicano Enrique Peña Nieto para obtener su título de abogado desató una polémica.
El mandatario plagió al menos 197 párrafos de los 682 que integran el texto con el que obtuvo su licenciatura en Derecho.
Este no es el único caso, César Acuña excandidato a la Presidencia de Perú, fue denunciado en España por presuntos plagios en la tesis doctoral que presentó a la Universidad Complutense de Madrid.
En el país también se han reportado casos. La Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) sanciona el plagio dependiendo de la gravedad.
Según los expertos, la costumbre de alcanzar las metas profesionales a partir del plagio tiene consecuencias devastadoras en la persona.
Haro explica que desde las primeras experiencias escolares, cuando se toma la conducta de copiar, se instala una idea equivocada de merecer las cosas, aunque no se las haya ganado a partir del esfuerzo. “Llegará el momento en que el individuo realice las actividades de fraude automáticamente, sin pensarlo, sin meditar y, peor aún, sin sentir ningún tipo de remordimiento”. (I)