El Solitario George será embalsamado en honor a su especie
Eran las ocho de la mañana cuando Fausto Llerena, también conocido como “El papá” del Solitario George encontró a la tortuga muerta.
“El cuerpo del quelonio estaba en una posición como si se hubiera estado dirigiendo al bebedero de agua”, indicó Edwin Naula, director del Parque Nacional Galápagos (PNG). George vivía en el Centro de crianza de tortugas terrestres gigantes, ubicado en Puerto Ayora.
Hace 41 años, Fausto conoció, por primera vez, a la tortuga en la Isla Pinta. La convivencia formó una relación de confianza, George se aproximaba a Fausto como si de una mascota casera se tratase.
Gigante y mundialmente famosa por ser el último ejemplar de la especie Chelonoidis abingdonii que existía en el planeta, George fue encontrado en la Isla Pinta en 1972.
Las posibles causas de su muerte se conocerán una vez que se realice la necropsia, procedimiento que estaba programado para la tarde de ayer. Tres especialistas realizarían el proceso, que consiste en la toma de muestras de sangre y tejidos.
Naula adelantó que posiblemente la tortuga habría fallecido tras sufrir un infarto. El cuerpo del Solitario George -cuya edad exacta se desconoce, pero se estima que pasa de los cien años- se encuentra en una cámara de frío, para evitar su descomposición.
Los restos del emblemático animal -ícono de los souvenirs que se venden en las Galápagos bajo el nombre en inglés de “Lonesome George”- serán embalsamados, en memoria de su especie. Los resultados de la necropsia se conocerán hoy, al mediodía.
En aras de preservar la especie, ahora extinta, la tortuga fue colocada junto a otras de las islas Wolf y Española, para fomentar su reproducción
Sin embargo, ninguno de los huevos que las “parejas” de George lograron formar durante los últimos 15 años, eclosionaron con éxito. “Los huevos no lograron reproducirse porque no había una compatibilidad genética”, explicó Naula.
El director del parque anunció que para julio de este año la DPNG ha planificado un taller internacional para elaborar las estrategias de manejo de las poblaciones de tortugas, que se aplicarán durante los próximos 10 años, con el propósito de lograr su preservación.