En el país el 83% de las jóvenes finaliza el bachillerato versus el 81% de los varones
El número de niñas fuera de las aulas se redujo en 52 millones en el mundo
La paridad de género en la enseñanza a nivel mundial es un reto por cumplir. El informe Educación Para Todos (EFA, por sus siglas en inglés) de la Unesco afirma que menos de la mitad de los países han alcanzado el objetivo de la igualdad en las escuelas y colegios.
Si bien los objetivos este año no se han cumplido, el progreso sí ha sido exitoso desde 2000. El número de países que han logrado que niños y niñas se eduquen en igualdad subió de 36 a 62.
El número de niñas fuera de la escuela se redujo en 52 millones en los últimos 15 años, a pesar de que a 62 millones todavía se les niega su derecho a la educación, especialmente en África subsahariana.
Las disparidades de género en la educación secundaria se están cerrando, aunque cifras de 2012 indican que al menos 19 países de los Estados árabes y africanos tenían menos de 90 niñas por cada 100 niños en la escuela.
De manera general, los niños son más propensos que las niñas a abandonar la educación secundaria superior. Las estadísticas muestran que solo 95 niños por cada 100 niñas puedan terminar este nivel.
¿Qué pasa en Ecuador? El Informe muestra de forma segmentada que en Ecuador las desigualdades de género tienen una diferencia entre 1% y 2%, en relación a la educación entre hombres y mujeres, mostrando avances en los últimos años.
¿Cuáles son los motivos de la desigualdad?
El documento señala que los matrimonios entre adolescentes sigue siendo una barrera persistente para la educación de las niñas. Se estima que una de cada 5 mujeres que se casaron, tuvieron entre 15 y 19 años. En la mayoría de los casos, las pequeñas jamás retoman sus estudios, por dedicarse al hogar.
Vivianne Almeida, gerente de la oficina de Plan Internacional en Guayas, sostiene que pese al intento realizado para eliminar la violencia de género en el país, aún persiste esta realidad en el país.
“En situaciones de pobreza vemos que cuando una familia tiene escasos recursos económicos suceden 2 cosas. Primero tiene que priorizar la educación de un niño o de una niña. A veces prevalece la del niño por los errores y estereotipos de género, en los que se dicen que la niña debe quedarse en casa porque va a conseguir marido, o tiene que ayudar en las tareas del hogar”.
Añade que el segundo aspecto se evidencia en la asignación de alimentos, “vemos que hay esta concepción de que el hombre come más o tiene que alimentarse mejor, hasta ahí vemos una desigualdad en los cuidados y esto se va transmitiendo de generación en generación, son patrones culturales fuertes”.
María Pico, de 39 años, recuerda que antes las limitaciones para el acceso a la educación se acentuaban con la ausencia de colegios en las zonas rurales.
Asegura que esa carencia la forzó a terminar la primaria y a no continuar con sus estudios secundarios. “Éramos 8 hermanos y de ellos solo siguió estudiando el último, que tiene 15 años. En el caso de las mujeres, nos dedicamos a ayudar en la casa y los hombres se dedicaron a trabajar”, dice Pico.
Algo similar le ocurrió a Jenny Macías, quien sostiene que ella al igual que sus hermanos optaron por retirarse a los 15 años, antes de estudiar el Bachillerato, porque el colegio más cercano estaba a dos horas de su pueblo, en Manabí.
“En ese sentido todo ha cambiado, creo que mis niños que están en (Educación) Inicial y segundo año de Básica tienen más oportunidades de las que nosotros teníamos cuando estábamos estudiando”, expresa Macías.
El Foro Económico Mundial (WEF) determinó el año pasado que Ecuador ocupa el puesto 21 entre 142 países preocupados por reducir la brecha de género. En 2006, el país se ubicó en el lugar 82 entre 115 naciones medidas por equidad de género.
De acuerdo a Almeida, el primer gran avance para lograr la igualdad total de género es visibilizar el problema.
En este camino también ayudan programas para permitir que las jóvenes, que fueron madres a temprana edad, terminen sus estudios. En el país funciona por ejemplo el Bachillerato flexible, para que mujeres entre 15 a 22 años culminen sus estudios en 10 meses. (I)