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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El Día del Padre también se festeja entre transgéneros

Andrea Bravo hasta hace tres años era hombre (prefiere omitir su nombre masculino para evitar problemas personales). En la actualidad vive en el suroeste de Guayaquil y diariamente, a las 06:00, se traslada hasta las instalaciones de “Silueta X” -una organización que vela por los derechos de las minorías sexuales-.

Andrea, de 26 años, es risueña y vanidosa. Recuerda que antes de decidir cambiar su apariencia para tornarla en más femenina, era una persona introvertida y con pocos amigos. En su “etapa masculina” tuvo una relación sentimental con una mujer -que duró un poco más de un año- con la que procreó a una niña que el próximo 3 de agosto cumplirá 3 años de edad. No obstante, problemas de pareja hicieron que esa relación terminara a pesar de tener una hija.

“Después de separarme, y ya en mi búsqueda personal, donde me acepté a mí misma, le confesé a la familia materna de mi hija lo que soy (transfemenina). Fue un ‘shock’, pero poco a poco los he educado sobre estos cambios (a la familia de su ex pareja)”, comenta Bravo.

Entre risas y melancolía rememora que hasta no hace mucho su hija la llamaba “papi”, pero que las cosas cambiaron cuando Andrea empezó a vestirse como mujer. Ante ese escenario, la niña ahora la identifica como “mami”.

María Jaramillo, hija de Geovanny Jaramillo, activista GLBTI, tuvo confianza con su padre para decirle que es lesbiana. Foto: Álvaro Pérez | El Telégrafo

Sobre el día del padre, Andrea no se emociona. Ella confiesa que nunca celebró esta efeméride, al igual que nunca lo hizo con el día de la madre, porque no tuvo a sus progenitores desde pequeña. “Para mí el día del padre eran todos los sábados y domingos que salía con mi pequeña a pasear en algún centro comercial”, narra la transfemenina quien con pesar agrega que ya no ve a su hija con tanta frecuencia por pugnas con la familia materna.

Andrea es consciente de que su hija tendrá duros momentos en un futuro cercano debido a su género. Sin embargo, intenta fomentar en su pequeña el respeto a la diversidad. “Ahora le inculco (a su hija) que aprenda a hacerse respetar, que no crea en todo lo que le digan. Sé que existe el ‘bullying’ (acoso en escuelas y colegios) y lo recibirá cuando sea más grande. Me preocupa más las tonterías que la gente pueda decirle y no tanto que sepa que soy una transfemenina”.

La también diseñadora gráfica considera que lo más importante en su posición de padre es darle a su hija la mejor enseñanza posible a través del ejemplo, sobre todo en el ámbito del respeto a los demás. “Prefiero que me recuerde como el papá que es ‘trans’ a uno que la maltrataba o la abandonó. Ella es el motor de mi vida y aunque yo sea una transfemenina, el amor hacia los hijos es el mismo”, sentencia este padre y madre a la vez que al interior de Silueta X atiende las consultas telefónicas, maneja el sitio en Internet del Centro Médico y  se encarga de que haya en stock preservativos y medicinas.

“Caricia”, un padre que nunca ocultó nada a su hija

“Caricia”, una transfemenina de Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, ve al día del padre de manera más optimista. “Ese domingo mi hija siempre me llama temprano en la mañana a mi celular y me desea un feliz día”, cuenta alegre  este “papá” de 31 años.

“Caricia” envío a su hija a la psicóloga luego de que se sometiera a unas operacionesElla comenta que nunca le ha ocultado  a su hija su género, y que, a pesar de que desde pequeña la ha visto arreglarse como mujer, sabe que también es su padre. “A los 6 años llevé a mi hija a la psicóloga porque creí que se iba a traumar cuando me realicé varias cirugías para modificar mi cuerpo y verme femenina”, relata  “Caricia”.

Luego de esas sesiones, la psicóloga le dijo a “Caricia” que su hija había aceptado los cambios en su condición sexual, sin embargo temía por cómo se vería después de las intervenciones quirúrgicas. A pesar de este temor inicial, la relación entre padre e hija se ha fortalecido hasta la actualidad.

La hija de “Caricia” ahora tiene 9 años de edad y tienen previsto celebrar hoy el día del padre saliendo al centro comercial de Babahoyo y degustar el plato favorito de la pequeña, la pizza.

María Belén, hija de dos padres transgéneros  

“Nunca salí del clóset porque nunca lo cerré”, expresa con seguridad María Belén Jaramillo, hija de Geovanny, activista transgénero de la capital.

La historia de esta joven, de 19 años, amante de los animales, piercings y tatuajes, no ha sido de tragedia pero sí de lucha. María Belén es hija de una transfemenina y un transmasculino, es decir, de un padre que biológicamente es mujer pero su género es masculino, mientras que su madre biológicamente era hombre y se mostraba en la sociedad como mujer.

Ella relata que desde pequeña comprendió a los colectivos Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersex (GLBTI), por lo que casi fue expulsada de la escuela a los 8 años por hablar del tema con sus compañeros. “De pequeña vi una película en la cual un personaje era transgénero y en una conversación con mis amigos les conté la temática de este filme. Pero ellos lo  contaron a sus padres, estos a las autoridades del plantel y en consecuencia me quisieron expulsar”.

María Belén tuvo problemas en la escuela por tratar con sus compañeros
la temática GLBTI
Ante ello, Geovanny (su madre biológica) acudió a la institución educativa para defender los derechos de su hija, ya que nunca tuvo problemas por reportes académicos ni disciplina. “Mi papá les dijo que daría a conocer el caso a los medios de comunicación porque era injusto, en ese momento, bajaron la guardia. Él siempre me ha defendido, es mi mejor amigo”, dice mientras con su mano izquierda acariciaba el tatuaje del símbolo femenino rellenado con la bandera GLBTI en la parte interior de su antebrazo derecho.

Belén asegura que ser hija de dos personas transgénero no le ocasionó ningún trauma ni rechazo por parte de su entorno. Al contrario, como su padre siempre le habló claro del tema, ella ya tenía su carácter formado lo que generó la aceptación y respeto por parte de sus amigos. “Desde que nací siempre me gustaron los hombres y las mujeres, pero cuando empecé mi vida sexual en la adolescencia, supe que era lesbiana. A los 16 descubrí mi sexualidad. En ese momento le dije a mi padre, quien sí se sorprendió pero analizó conmigo las razones por las cuales me declaré GLBTI. Mi mejor amiga no lo podía creer, pero nunca se alejó de mí”.

Belén nunca conoció a Carola (su padre biológico), quien falleció en España antes de que ella naciera. Sin embargo, este vacío siempre ha sido llenado por un solidario y comprensivo Geovanny. “No tengo secretos con él, sabe desde que una amiga me falló hasta los cambios físicos que atravesé en la adolescencia”, expresa con un ligero sonrojo invadiendo sus mejillas y recordando que hoy festejará, junto con su padre, esta fecha que en Ecuador se celebra desde el domingo 23 de agosto de 1957.

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