La ordenanza de fauna urbana, en quito, está en proceso de reforma
El comportamiento de la mascota depende del amo
La familia de José I., menor que falleció el fin de semana pasado al ser atacado por un perro pitbull, prefiere no hablar del tema. El niño de 2 años falleció en el sector de San José del Inca, en el norte de Quito, y fue sepultado ayer. Patricio I., tío del niño, solo atinó a decir: “Queremos que mi sobrino descanse en paz, no queremos dar más declaraciones, pues todo ya lo hemos dicho a la Fiscalía”.
Con respecto al perro, la familia comentó que no se responsabilizará por la mascota, prefiere que las autoridades decidan su suerte.
El pitbull se encuentra en Urbanimal, ubicado en el norte de la ciudad, y según Fernando Arroyo, director del centro, se encuentra en condición estable. “El animal está bajo órdenes legales, pues los familiares del menor fallecido pusieron una orden a la dueña de la mascota. Hay que aclarar que existe una contravención a la Ordenanza 0048. Ahora, el animal está en custodia” dijo Arroyo.
La Ordenanza 0048 del cabildo quiteño, que está en proceso de reforma, en su artículo XI, trata de la tenencia de perros potencialmente peligrosos e indica que los propietarios de estos animales deberán someter a sus mascotas a pruebas de comportamiento que determinen su nivel de conducta.
Arroyo comentó que el estado psicológico de una mascota depende de la calidad de vida que lleve. Las personas que desean tener una mascota deben conocer la Ordenanza y saber cuáles son los parámetros a cumplir.
La normativa surgió luego de que en 2004 se produjo un ataque parecido a un niño. “No es un tema de falta de ley, sino de conciencia ciudadana”, mencionó Arroyo.
El documento señala que el recinto donde habite este tipo de perros deberá estar cercado y la mascota deberá salir a la calle con bozal y siempre en compañía de su dueño. En caso de que el animal ataque o lastime a una persona, será sometido a un proceso de eutanasia.
Eduardo del Pozo, concejal de Creo y presidente de la Comisión de Salud del Municipio de Quito, comentó que la Ordenanza 0048 debe ser más clara y precisa en lo que se refiere a sanciones y control de la tenencia de perros considerados peligrosos.
“Con este nuevo acontecimiento discutiremos, en la comisión, cómo regular de mejor manera la tenencia de mascotas consideradas como peligrosas, pues este momento ninguna persona cumple con la obligatoriedad de la ordenanza”, dijo.
Una mascota leal y nerviosa
El veterinario Luis Alfredo Sanga señala que una de las características más llamativas de los perros pitbull es la parte psicológica. Asegura que su comportamiento nervioso se ve afectado cuando la crianza no se realiza en un ambiente adecuado. “No es que nacen agresivos, se puede modificar esa conducta de acuerdo a la forma en que son criados”, dice.
En ello coincide el médico veterinario y zootecnista Ángel Cabrera, quien explica que el pitbull tiene un impulso de presa muy desarrollado porque fue creado para ser un perro de pelea. “Pero no son asesinos, si son bien sociabilizados y educados, son mascotas estupendas, juguetonas, amigables y leales”.
Su característica genética surgió de los cruces de razas bulldog y terrier cuando los ‘deportes sangrientos’, asociados a apuestas comenzaron a popularizarse en las islas británicas en el siglo XVI.
La Federación Cinológica Internacional (FCI), que es la institución europea donde se registran las características físicas y mentales de todas las razas de perros, no reconoce al pitbull como una raza. Las asociaciones americanas ADBA (American Dog Breeders Asociations) y UKC (United Kennel Club) sí lo reconocen.
Los problemas con los pitbulls surgen cuando son criados a voluntad de la naturaleza o están amarrados. “Cuando está encerrado en una casa el perro pasa estresado, y cuando sale a la calle, al primero que encuentra lo ataca”.
Es importante que los pitbulls sean sociabilizados con otros perros y con personas desde la edad más prematura posible. “Cuando el perro presenta signos de agresividad, se lo debe corregir inmediatamente, así no alimentamos su instinto de presa”, dice Cabrera.
Tras la muerte del pequeño en Quito, varias organizaciones animalistas rechazaron en redes sociales la decisión de ‘dormirlo’. Gabriela Quiroga, de ‘Manada quiteña’, indica que la responsabilidad de los actos de un animal es estrictamente de su dueño. “La gente es la culpable de maltratar a los animales y eso a su vez hace que se vuelvan agresivos y ocurran actos como el que acaba de ocurrir”, dijo.
En cuanto a agresiones se refiere, la raza no influye en ningún caso. “Muchos de nosotros que formamos el mundo animalista hemos tenido o tenemos pitbulls en la casa, tenemos hijos y como están en un ambiente bien cuidado los niños y los animales se llevan bien”.