Educación superior se adapta a personas con movilidad reducida
Instalación de rampas de acceso, señalética y barandillas en los baños son algunas de las facilidades que brindan varios centros de estudios superiores en la ciudad para ayudar a los estudiantes que tienen algún tipo de discapacidad para acceder a las aulas.
“Dentro del proceso de acreditación de la universidad existen directrices para la inclusión de personas con capacidades especiales como parqueaderos preferenciales y la utilización de ascensores”, manifestó César Romero, vicerrector administrativo de la Universidad de Guayaquil (UG).
Romero indicó que la Facultad de Ingeniería Industrial es parte de un proyecto piloto respecto al tema. “Las instrucciones ya se dieron y en base a la experiencia que tuvo Ingeniería Industrial estamos cotizando el precio de los elevadores y las demás unidades académicas están replicando el ejemplo”.
Asimismo, la autoridad señaló que en la facultad de Administración se han dictado cursos a los profesores y personal para atender estos casos e indicó que los cambios que realizan son parte de las exigencias del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES).
A pesar de los cambios hechos en las universidades, no hay muchos estudiantes con discapacidadAcciones similares implementó la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) cuando se trasladó a las instalaciones en la vía a Samborondón, hace más de 10 años. “Desde que trabajo en la universidad, siempre existieron facilidades para personas con capacidades especiales. Al inicio, cuando no contábamos con ascensores y había algún estudiante o profesor con problema para desplazarse, poníamos su clase en la planta baja”, apuntó Manuel Murrieta, director de Desarrollo de la UEES.
El principal de esa área expresó que a partir de la vigencia de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), en 2008, se formalizó la creación de estas entradas cumpliendo con características técnicas como señalética fácil de entender y altura de las rampas, la amplitud de los baños para discapacitados, agarraderas, cantidad de sanitarios y estacionamientos para personas con problemas de movilidad. “El objetivo de estas acciones es que todos puedan llegar a cualquier rincón de la universidad o que la clase vaya a él”, señaló Murrieta.
En cambio, luego de un recorrido por la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil se pudo constar que carece de accesos específicos para este grupo vulnerable.
En la planta baja de los edificios existen rampas, sin embargo no hay las comodidades necesarias para el acceso a pisos superiores. El único ascensor disponible es estrecho, vetusto y llega hasta el segundo piso del bloque principal que tiene tres niveles.
El ecuatoriano Serafín Sánchez Torres labora desde hace 12 años como docente en Barry University, en Florida, y se encuentra de visita en el país; indicó que en la institución donde trabaja en EE.UU. se cumple con un programa similar. “A diario tengo estudiantes con distintos tipos de discapacidades y la universidad, en general, debe tener la habilidad de enfrentar ese reto. Se da la facilidad de que ingrese a las aulas, porque todos tienen derecho a acceder a la misma calidad de educación”, sostiene.
En Ecuador hay 1’608.334 personas con discapacidad, de esa cifra, 351.733 pertenecen al Guayas, según las Federaciones Nacionales de y para la Discapacidad.