Desfile y gastronomía engalanan a Guayaquil
Martha Ramos, de 77 años, procuró levantarse temprano este sábado 21 de julio para conseguir un buen puesto en el malecón Simón Bolívar y así disfrutar del desfile náutico que se desarrolló en Guayaquil.
El evento fue programado para las 13:30, aunque desde antes del mediodía ya había una gran afluencia de público a lo largo de las barandas que separan la ribera del río del sitio para los transeúntes.
Ramos se propuso llegar desde las 10:00 para observar el evento desde una de las torres ubicadas a la altura del callejón Illingworth. “Desde aquí puedo observar mejor las maniobras de los militares”, afirmó.
Fueron seis embarcaciones las que recrearon temas como Guayaquil a Toda Vela (realizado a fines del mes pasado), las invasiones piratas, Budokan 2018, entre otras composiciones artísticas.
También participaron grupos de canotaje, la Asociación de Remo y diferentes instituciones que realizaron maniobras acrobáticas.
Previo al desfile, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, se reunió con Alfredo Pozo, jefe de Proyecto del nuevo muelle del Yacht Club Naval, para conocer los avances de la obra que se extenderá desde Clemente Ballén hasta Luque, con un costo aproximado de $ 2,7 millones.
Luego, el burgomaestre ocupó su lugar en el muelle del Yatch Club junto con Gloria Gallardo, directora de la empresa Municipal de Turismo, y funcionarios navales, para observar el acto en donde la Armada del Ecuador, el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, la Asociación de Remo, el barco Morgan, la FAE, entre otras instituciones, también estuvieron presentes.
Encebollados y artesanías en el parque Samanes
Otro punto de concentración fue el parque Samanes, allí la ciudadanía tuvo una amplia variedad de lugares para visitar y eventos para pasar un momento ameno en familia.
Del lado de la concha acústica, hacia el este, se desarrolló ayer el encuentro gastronómico Ñuka Mikuna que tuvo como protagonista la preparación del encebollado más grande del mundo en el marco de la novena edición del festival Made in Ecuador.
El aroma del plato típico podía percibirse hasta casi 60 metros a la redonda. Las 120 personas responsables de su preparación (entre cocineros y asistentes) tuvieron una ardua tarea para atender a los comensales.
En la preparación del potaje se utilizó una olla de 3,5 metros de diámetro por 60 centímetros de alto.
La meta inicial propuesta fue de 6.000 porciones “pero se cuenta con ingredientes suficientes para duplicar la cifra si la demanda es alta”, aseguró el chef campeón del Mundial del Encebollado de 2017, Jonathan Chávez, quien lideró la logística culinaria.
Cada plato tuvo un costo de $ 2,50. “Los fondos que se recauden irán para una obra social”, informó Ricardo Armijos, coordinador Zonal 5 del Ministerio de Turismo.
Al pie de este evento, también se desarrolla una feria artesanal que congrega a representantes de tres regiones del país, que estarán de visita hasta fines de este mes.
En total, son 80 los puestos ubicados en el parque Samanes donde se podrán adquirir productos y servicios a precios módicos.