Con el objetivo de impulsar una cultura sostenible entre los actores que forman parte de la superestructura turística surge el Programa de Certificación de Destino; comprometiéndolos a la implementación de buenas prácticas comerciales, ambientales, sociales y económicas, a través del sello “Destino de Vida”. De eso habló José Luis Benítez, el director de la iniciativa.

¿En qué consiste este proyecto?

Básicamente es un sello de calidad que le entregas a una ciudad. Para tenerlo, las personas y los establecimientos turísticos tienen que cumplir con ciertas normas. Es decir que si taxistas, vendedores ambulantes, artesanos, choferes de transporte turístico y hoteles, restaurantes, agencias de viajes, discotecas, bares cumplen con los requisitos, obtienen el certificado.

¿Cuáles son esos requisitos?

Que ofrezcan al visitante la calidad y servicio que merecen en las áreas de prestación del servicio, gestión de la calidad, recursos humanos, comercial, ambiental, socio - cultural, laboral, seguridad, control y de mejora. Y así llegamos a certificar a la cadena  productiva de turismo.

¿Cual fue la iniciativa para llevar a cabo este proyecto?

Es una necesidad porque en el Ecuador no existe aún una norma de calidad turística que pueda regir a los establecimientos. Por ejemplo, si voy a Atacames y encuentro una vendedora de ceviches, yo como turista no sé cómo fue preparado ese alimento. Si busco alojamiento y en la página web vi fotos bonitas de las habitaciones, a veces llego y es un desastre. Entonces lo que buscamos es que si el turista ve en la página web nuestro sello, sepa que lo que ve es lo que va a encontrar. Lo mismo con la vendedora. Se trata de un tema de equidad, justicia y responsabilidad con el turista.

¿Cuándo comenzó el programa y para qué fecha se tiene previsto que culmine?

Hace un año en Orellana, para obtener el diagnóstico y hacer el cabildeo con el Municipio. Y se tiene previsto culminar en abril del 2013 en el Coca. Pero es un programa que continúa, ya que se trata de un proyecto de transferencia de tecnología; es decir que la empresa propietaria del certificado Destino de Vida hace transferencia de conocimiento para formar verificadores y capacitadores.

¿Cuál es la metodología para obtener este certificado?

Primero hacemos un diagnóstico. Después, con la verificación vamos a los establecimientos para observar que cumplan con las normas y luego viene la asesoría, que consiste en la capacitación de los establecimientos a partir de competencias laborales, con el fin de profesionalizar a las personas. Por último está la certificación.

¿Cuántas personas y empresas ya están involucradas en este proyecto?

En Coca existen 90 establecimientos turísticos, de los cuales estamos trabajando con 45 este año. Y de 130.000 habitantes aproximadamente que tiene esta ciudad, estamos capacitando a 400 personas.

¿Cuántas ciudades tendrían su certificado Destino de Vida?

Al momento estamos haciendo acercamientos en 15 municipios para que formen parte del proceso, ya que el  objetivo es certificar los lugares turísticos en el país. Pretendemos atacar primero a aquellos destinos maduros turísticamente, como Esmeraldas, Guayas, Santa Elena, Salinas, Baños, Ambato, Cuenca, Quito, Puyo, Orellana, Galápagos, Loja, Manta, entre otros.

¿Cuál ha sido la inversión destinada a esta certificación?

300.000 dólares por ciudad aproximadamente. Este monto incluye toda la capacitación, asesoría, verificación, implementación y certificación del destino como tal. Esto viene trabajado por el Ministerio de Turismo en un 20%, y el 80% restante lo está trabajando el Municipio de Orellana, en este caso.

¿Cuáles son las organizaciones que colaboran con este proyecto?

Es avalado por el Ministerio de Turismo, que nos apoya con la capacitación. También están apoyando la Organización Mundial de Turismo, la Federación Hotelera Ecuatoriana y la Asociación de Chefs del Ecuador.