Cristianos y multicolores tropezaron en sus credos
Convocar a personas con camisetas azules en un día de Clásico del Astillero podría parecer algo común. En la Plaza San Francisco, en el centro de Guayaquil, donde se inició la reunión para el plantón denominado “14 millones”, varios usaban la camiseta de Emelec y algunos conductores arengaban con las bocinas tal y como lo hacen cuando juegan sus equipos de fútbol.
Estar presente en las calles en defensa de la vida era el criterio de quienes esa mañana se convocaron para marchar hasta el malecón con el propósito de hacer escuchar sus convicciones y creencias respecto al uso de la “pastilla del día después”, la Ley del Registro Civil y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Niños de todas las edades, familias de diferentes zonas de Guayaquil, un perrito con pantalón azul y uno que otro sacerdote estuvieron en el lugar, entre ellos Jeannete Cevallos, organizadora de un grupo de oración llamado “Santísima Trinidad”, quien acudió como cristiana y ciudadana. “A los niños se les está dando educación sexual deformada, se les está enseñando que deben masturbarse. Yo no soy homofóbica ni tengo rechazo hacia ellos, pero se les está impartiendo que la homosexualidad está bien”, reclamó.
Andrés Elías, vocero de “14 millones”, se mostró tolerante y abierto al diálogo. Así expresó que: “Si es que viniera un homosexual y viene a apoyar, pues bienvenido sea. Incluso hay algunos que están a favor de la vida. La idea es llegar a un intercambio de ideas”.
Luego de aproximadamente 40 minutos un grupo de colectivos GLBTI llegó al malecónDe fondo se escuchaba “No a la pastilla, sí a la vida” cuando un grupo de integrantes de varios colectivos de ateos y gays, lesbianas, transexuales e intersexuales (GLBTI) los miraban desde el otro lado de la calle. Eran pocos. “Ellos no me representan. Yo no soy parte de esos 14 millones”, dijo Diana Maldonado, coordinadora técnica de Silueta X, que tenía el ceño fruncido y un megáfono en la mano. “No, señor Presidente, la iglesia no miente”, decían los provida mientras avanzaban hacia el hemiciclo de La Rotonda, donde los esperaba un numeroso y cerúleo grupo de personas con tambores, pancartas con imágenes de fetos en el útero y una tarima con sistema de audio y pantallas. “Hemos conseguido el presupuesto para armar todo este evento mediante la venta de camisetas. Algunas a uno, dos y tres dólares, pero también hicimos colectas de quienes han deseado colaborar”, explicó Juan Carlos Castelblanco, uno de los organizadores que se veía agotado y bañado en sudor. La tarde soleada y la humedad fueron inclementes.
Luego de aproximadamente 40 minutos de empezada la actividad -animados por un par de jóvenes- unos 20 integrantes de los colectivos GLBTI llegaron a los exteriores del malecón. “Cierren la puerta”, decían los azules. Y los multicolores se conformaron con quedarse allí, con su bandera con las tonalidades del arco iris extendida de lado a lado de la vereda. Unos pocos miembros de la Policía formaron una barrera humana, impidiendo su avance hacia la puerta.
“Ellos imponen una agenda política debido a que quieren aplastar los derechos de unos pocos, los puntos que defienden van en contra de las libertades individuales”, comentó Gustavo Lamota, el líder de la Asociación Atea Ecuatoriana, que con una expresión severa se colocó una máscara de Guy Fawkes.
“Está comprobado por la Organización Mundial de la Salud que la pastilla no es abortiva. Están coaccionando a los jóvenes de los colegios”, complementaba Lamota.
-¿No les parece que están ejerciendo su libertad de expresión?, fue la pregunta para los partícipes de un lado y del otro.
“Una cosa es libertad de expresión y otra libertad de desinformación”.
“...Ahorita nos estamos expresando nosotros, ¿por qué vienen a alterar la paz de la gente?”.
Mientras los colectivos GLBTI agitaban improvisados carteles con frases como “Soy lesbiana y qué”, niños arrimados a la reja, sin ser parte de ningún grupo, nada más como curiosos y vestidos con la camiseta de los eléctricos empezaron a gritar “Y ya lo veeee, y ya lo veeee, es el equipo de Emelec”. Parecían los más tolerantes de la tarde.