Las costumbres de Penipe atraen a turistas
Cuenta la historia que los pinipis, una tribu confederada al reino Puruhá, de costumbres y culturas propias, pacífica, organizada y dedicada al cultivo de maíz, huyeron de la región por un camino secreto, llamado Utuñan, antes de someterse al yugo de los conquistadores españoles.
Tenían claro el concepto del bien y del mal; una de sus creencias era la inmortalidad del alma, para lo cual las aguas del río Tarau eran fuente de eterna juventud.
Entre sus principales dioses se destacaban sus hermosos e imponentes volcanes: El Altar y Tungurahua.
En la actualidad, sobre ese sitio se levanta el cantón Penipe, una población que se aproxima a los 8.000 habitantes, perteneciente a la provincia de Chimborazo, en el centro sur de Ecuador.
Esta localidad se sitúa entre los 2.500 y los 5.424 msnm, siendo su punto más alto el nevado El Altar. Con una parroquia urbana que es la cabecera cantonal Penipe, está conformada por seis parroquias rurales: Bayushig, Bilbao, La Candelaria, El Altar Matus y Puela.
Se encuentra rodeada por muchos atractivos turísticos, uno de los más importantes es el nevado El Altar, que forma parte de la Cordillera Oriental de los Andes y que en algún momento fue más alto que el Chimborazo.
Allí se encuentra la laguna Amarilla, que presenta una tonalidad que le da el nombre a raíz de los minerales fundidos en sus aguas; y la iglesia La Matriz, que a pesar de tener la estructura principal original, luego del terremoto de 1949 en Tungurahua, ha tenido varias restauraciones.
La parte sur del volcán Tungurahua es otro de los iconos turísticos con sus aguas termales, cascadas y miradores, parte de la biodiversidad del cantón.
En ese contexto, la alcaldesa del cantón, Demetria Velasteguí, informó que serán parte de la mancomunidad para cristalizar el Geoparque, que se convertirá en una herramienta para que los penipenses reciban los beneficios a través de emprendimientos.
Dentro de este proyecto, que se está trabajando con Patate, Guano, Pelileo y Baños, para fortalecer el turismo, se destacan las mejoras y los trabajos que las autoridades realizan en sus cantones. Un ejemplo es el proyecto del Mirador Natural Paramito, ubicado a 5 km de la comunidad Utucñag, desde donde se observa de manera más cercana a los volcanes “mama” Tungurahua, Chimborazo y El Altar, además se aprecian diferentes paisajes entre ríos, cascadas, cordilleras, pastizales etc.
“El turismo es una fuente inagotable de recursos y Penipe es un lugar excelente, bendecido por Dios, por los hermosos atractivos naturales”. La funcionaria recalcó que con la ayuda de todos se cristalizará el sueño de los habitantes de su ciudad.
A la naturaleza que ofrece Penipe se suma el patrimonio inmaterial que representan sus festividades, entre ellas carnaval, Semana Santa, la fiesta de San Francisco conocida como Taita Pacho, donde los guasayos y chivos (parecidos a los diablos de Píllaro) son los protagonistas principales y por último el animero, personaje adoptado de la Isla de Tenerife en España que ayuda a los difuntos a descansar en paz.
Penipe se diferencia por su solidaridad y refugio. “A partir de 1985 se empezó a brindar ayuda a personas con problemas de movilidad, gente de la tercera edad y niños con capacidades diferentes, además de aquellos con deficiencia mental (...) Tenemos la Casa de la Caridad y el Centro Gerontológico y en conjunto con la Iglesia católica e instituciones del Estado se busca que sea un cantón incluyente”, comentó Jorge Solórzano, técnico del GAD de Penipe.
Entre las actividades recreativas que realizan en este pequeño pero cautivador cantón están los paseos en bicicletas, caballos y caminatas por sus diferentes senderos y rutas comunitarias.
Observación de su variada flora y fauna; pesca en ríos y lagunas, además del descenso en canoping por el río Chambo.
En el plano gastronómico, las tradicionales tortillas de maíz hechas en piedra volcánica, el delicioso yahuarlocro o sabroso caldo de gallina criolla, más la rica fritada de chancho, son algunas de sus especialidades. (I)