Continúa lucha contra ablación
La mutilación genital femenina (MGF) sigue siendo hoy una práctica frecuente en regiones de África y en algunos países de Asia y el Oriente Medio, donde cada año cinco millones de niñas la padecen.
Su práctica se extiende a poblaciones inmigrantes de Norteamérica y Europa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta experiencia milenaria, conocida también como ablación del clítoris o infibulación en su parte más severa, se entremezcla con factores culturales, religiosos, sociales, familiares y comunitarios.
En el mundo, entre 100 y 140 millones de mujeres y niñas sufren las consecuencias de este fenómeno, considerado en muchos lugares como rito, aunque nada tiene que ver con la religión, de acuerdo con los expertos.
Podría afirmarse que en los últimos años se han logrado avances para alcanzar una mayor concienciación sobre este antiguo flagelo, pero todavía persisten con fuerza los factores que contribuyen a su práctica.
Un paso importante en ese sentido lo constituye la proclamación del Día Mundial de la Tolerancia Cero contra la MGF (6 de febrero), impulsado por la Unión Africana, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En África -donde 26 países practican la ablación-, la mayoría de los gobiernos la tienen incluida en sus leyes como delito, pero la realidad es otra ante la fuerza de la tradición y la tolerancia.