Dos países regulan la práctica en Sudamérica
En Sudamérica, solo Brasil y Uruguay regulan la gestación subrogada, pero siempre y cuando se realicen entre familiares de hasta segundo grado de consanguinidad.
Pero no solo eso; en el caso de Brasil, la maternidad subrogada debe ser altruista. Es decir, la mujer gestante no debe cobrar por prestar su vientre. La decisión va acorde a la Constitución, la cual prohíbe la comercialización con órganos y tejidos. Entre otros requisitos también contemplan que la gestante no debe superar los 50 años de edad y tampoco tener un problema médico.
En el caso de Uruguay, los gametos deben estar vinculados genéticamente al menos con uno de los padres intencionales, y debe existir un déficit de fertilidad previo.
Ucrania, Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Moldavia y algunos estados de Estados Unidos legalizaron la maternidad subrogada de forma retribuida, así como altruista.
En Ucrania está regulada desde 2008. El Código de Familia, en su artículo 123, estipula que “en caso de que el embrión generado por los cónyuges sea transferido a otra mujer, precisamente los cónyuges serán los padres del niño, incluso en los programas de gestación por sustitución”. En este país el coste por alquilar un vientre asciende hasta los
$ 20.000.
Rusia ha eliminado poco a poco las restricciones en materia de vientre de alquiler. Cualquier mayor de edad, incluso si es soltero, puede acudir a este método. Pero eso sí, mantienen indicaciones médicas para la madre interesada, que debe presentar complicaciones médicas que la obliguen a acceder a un vientre de alquiler.
En Rusia el primer programa de madres sustitutas se dio en 1995. La ley rusa regula este proceso por medio del Código de Familia y la Ley de Actos del Estado Civil.
Aunque en la India las madres sustitutas deben prestar su vientre de manera altruista, este país ha convertido este procedimiento también en un negocio. En ese país alquilar un vientre cuesta entre $ 20.000 y $ 40.000. (I)