Que la preferencia materna hoy fuera inconstitucional “por obsolescencia”, por así decirlo, sería una maravillosa noticia: que fuera cosa del pasado asumir como regla general que una niña/o está mejor al cuidado de una mujer que al de un hombre. O, sin ir tan lejos, que fuera cosa del pasado asumir que las niñas/os suelen estar al cuidado de mujeres; realidad mayoritaria a partir de la cual el derecho plantea soluciones.

Sería saludable el ejercicio de escuchar que la regla de la preferencia materna discrimina a hombres, pero también a mujeres -interesante giro- porque refuerza y naturaliza estereotipos de género (proveedor - cuidadora).

Planteado de forma más técnica en las cortes, el análisis de constitucionalidad termina tocando un tema de fondo: la asimetría patriarcal es un sistema y, si lo que se persigue es la igualdad y la no discriminación por género en el ámbito de familias, no son artículos aislados de ese derecho los que habría que replantear, sino un conjunto mucho más amplio de ingenierías jurídicas en su relación con las sociales.

Lo que cuestiono de los “Papás por siempre” es más bien su activismo selectivo por la igualdad de género en la ley. Si su consigna es genuina, ¿por qué no se les ve luchando contra las múltiples asimetrías genéricas presentes en tantas normas? ¿Por qué no se les ve preocupados por cosas tan pequeñas como la eliminación del orden sexista de apellidos en caso de falta de acuerdo?

¿O tan urgentes como que la violencia de género se reconozca como causal de descalificación inmediata de la idoneidad de una persona para el cuidado de sus hij@s? ¿O tan estructurales como la valoración económica de las tareas del cuidado de niñas y niños; discusión sin la cual jamás será posible hablar de una parentalidad igualitaria?

Una respuesta: los “Papás por siempre” no se sienten realmente convocados en la lucha por eliminar la desigualdad estructural de género. Solo se sienten convocados cuando, dicho en palabras llanas, el tiro sale por la culata del patriarcado. (O)

Elizabeth Vásquez para El Telégrafo
Quito