Los chequeos continuos ayudan a detectar a tiempo cáncer de mama
La vida de Andrea Sáenz cambió por completo a los 25 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama. Todo ocurrió hace 12 meses y tras el tratamiento farmacológico, el médico le realizó una mastectomía (extirpación del seno) para evitar que la enfermedad se expandiera.
En su cuerpo lleva presente esta huella que hoy la conforta porque representa su espíritu luchador.
“Esta enfermedad me permitió conocer nuevas personas, hacer amigos y comprender que la vida no se termina con el diagnóstico del cáncer; siempre hay una segunda oportunidad para seguir”.
Carol Mazamba se enteró a sus 45 años y hace ocho de que tenía cáncer. Para ella la pelea fue aun más dura porque tuvo que trasladarse por muchas ocasiones de Napo hasta Quito para realizar su tratamiento que incluyó también la mastectomía.
“Lastimosamente en mi provincia no hay servicio especializado de oncología por lo que muchas pacientes incluso dejan su tratamiento por la distancia y los costos”.
Recuerda que acudió al médico cuando sintió molestias severas e incluso algo de sangrado en su pecho.
“Lo mejor era extirparme el seno y lo acepté aunque al inicio sentía algo extraño; pero luego entendí que es más importante seguir con vida aunque te falte algo”.
Ellas son parte de las 10 guerreras del país que decidieron exponer artísticamente las huellas de su lesión como una manera de incentivar el autoexamen mensual en el mes de la prevención del cáncer de mama (octubre).
Esta patología oncológica es la que más predomina en las mujeres de Ecuador. De acuerdo con datos de la Sociedad de lucha contra el cáncer (Solca) su incidencia fue del 27,2% en 2017 y un año antes fallecieron por esta enfermedad 641 personas.
Por ello, el mastólogo Sebastián Sánchez afirma que la autoexploración mamaria no es suficiente como una medida de prevención y por eso aconseja la realización de una ecografía y pasados los 40 años también debe hacerse una mamografía anual.
“Estos dos exámenes en conjunto van a determinar un mejor diagnóstico de esta patología porque un nódulo solo es palpable -en la autoexploración- cuando alcanza los 2cm de diámetro, pero ya puede el cáncer estar en una etapa intermedia”.
Sostiene que seis de cada 10 mujeres, a lo largo de su vida, pueden presentar un fibroadenoma (tumor benigno de la mama) con el que pueden vivir sin ningún problema.
Sánchez indica que la mamografía permite detectar las microcalcificaciones que alertan sobre una posible oncología y de acuerdo con su clasificación puede hacerse un seguimiento cada tres, seis, 12 meses a través de una nueva exploración ecográfica.
En algunos casos estos hallazgos deben ir directamente a una biopsia para descartar su malignidad.
Según el especialista, actualmente el 40% de mujeres a las que se les diagnostica oncología mamaria llega en etapa 3 o 4 de cáncer, que son las últimas de la enfermedad y por eso la mortalidad en ellas es alta y alcanza el 7%.
“El cáncer de mama tiene cura en más del 80% en los estadíos 1 y 2, con una sobrevida por sobre los 15 años”.
Grado de ecografía
La ginecóloga Alexandra Caicedo aclara que las ecografías mamarias tienen una clasificación internacional conocida como Birads que va del 0 al 6.
“Hasta la categoría 2 son normales y se hace un chequeo cada año. Si es Birads 3 se debe hacer un chequeo cada seis meses durante dos años para determinar la evolución, puede incluso haber una nueva clasificación y bajar al Birads 2”.
Caicedo afirma que aún las mujeres no son conscientes de la importancia de realizarse estos exámenes preventivos de forma periódica
“Hay fallas porque no existe cultura de prevención de entender que este examen es vital y si bien puede ser doloroso -es un tejido sensible- esa molestia no es nada comparado con la afectación que significa un cáncer para quien lo padece y su familia”. (I)