Los científicos inventan la carne de laboratorio
En 2013, el holandés Mark Post, del departamento de Fisiología Vascular de la Universidad de Maastricht, presentó al mundo la primera hamburguesa, con carne fabricada en un laboratorio. El costo llegó a $ 300.000.
Se trata de una reproducción de células que se toman del músculo del animal. Según publicaron medios extranjeros, el resultado son células genéticamente idénticas a las del animal.
El científico resalta que “si queremos construir un tejido más grande, como un filete, necesitamos crear algún sistema de vasos sanguíneos. De otra forma no podríamos llevar oxígeno y nutrientes a todas las capas del tejido”.
Se espera que en poco tiempo se empiece a comercializar en restaurantes selectos, por los altos costos, aunque la expectativa es que luego llegue a los supermercados. En el sector ganadero existe expectativa por el nombre que se le dará al producto para diferenciarlo de la carne que proviene del animal.
Al respecto, el doctor en Ciencia de los Alimentos y docente de la Universidad Católica de Guayaquil, Jorge Velásquez Rivera, detalla que este tipo de tecnología llegará tarde o temprano a Ecuador.
Para él, los primeros filtros que deben superar son las agencias de control de alimentos.
Aunque no existe mucha información técnica al respecto, menciona que con lo que se sabe se trata de una de las soluciones para frenar la contaminación ambiental que genera la producción de proteínas.
Por ello, es una de las razones que genera expectativa, porque la ganadería es responsable del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, de entre las actividades realizadas por el hombre, rezan estudios de Naciones Unidas.
Además de que se evita el maltrato animal, puesto que para la reproducción de células no se necesita matar.
Los productos con mayores avances son la creación de pollo y pescado. La primera a través de la empresa Just y la segunda liderada por Finless Food.
Esta última resalta que no se trata de pescado de laboratorio, sino de un producto marino limpio.
“El mundo puede disfrutar de productos del mar frescos y sostenibles a precios asequibles, sin capturar o cultivar las especies en las que se basan”, explica la empresa en su página web.
También se evita los riesgos para la salud de la pesca tradicional y la agricultura acuática, como la presencia de mercurio, plástico y otros contaminantes ambientales. Eso también significa menos hormonas y antibióticos que la acuicultura.
En el caso del pollo Just lidera la producción y en 2018 promocionó los primeros nuggets de pollo.
N+1 en su página web informa que ellos utilizan un pequeño biorreactor para obtener el producto.
No solo fabrican carne de pollo, también productos derivados. “Hacemos cosas como huevos, helados o mantequilla con plantas; y hacemos carne con carne. Simplemente, no necesitas matar al animal”, dice Josh Tetrick, director ejecutivo de Just. (I)