Las canoas artesanales sobreviven a la modernidad
Apostadas en las orillas del río en Babahoyo, se divisan las últimas canoas tradicionales. Aunque ahora fueron remplazadas por puentes, motos y buses, muchos de sus fabricantes, conductores y pasajeros mantienen con ahínco la tradición, en lo que parece ser el ocaso de la transportación fluvial en el Litoral ecuatoriano.
El hombre que conduce la embarcación con su remos da golpes sobre la superficie del río, a su paso forma pequeñas olas que salpican y refrescan el ambiente, tan maltratado por el calor del mediodía.
Mientras rema cuenta que pocas personas utilizan las canoas, que ahora pasan por el puente. También comenta que en el sector de Barreiro existe un taller donde se fabrican estas embarcaciones.
Es el taller atiende Linda Muñoz, quien luce un pintoresco sombrero azul. Camina por las riberas del río y muestra una mesa de madera cubierta por hojas de zinc, así como restos de tablas. Más allá se observa el esqueleto de una embarcación abandonada. Dice que su familia se dedica a la fabricación de canoas desde hace mucho tiempo. “Mi padre fue el pionero de todo esto, ahora lo hacemos mis hermanos y yo; uno de ellos crea embarcaciones pieza por pieza a punta de serruchos y martillos, nada de equipos modernos”.
Asegura que para que una canoa esté lista, el artesano tarda alrededor de tres semanas, aunque todo dependerá de su tamaño y acabados. Por ejemplo, las góndolas se demoran casi siete meses y solo las construyen expertos. Para hacer una buena canoa se requiere madera como laureles prietos y guachapelíes, porque proporcionan resistencia y durabilidad.
Dice que su trabajo no se ha visto afectado por las nuevas carreteras pues hay pueblos, como Caracol o Puebloviejo, en donde piden canoas, en especial en invierno.
Sin embargo, Linda se queja de que en su ciudad no haya proyectos turísticos capaces de fomentar el turismo local.
“Es lindo tener una góndola, pero sería mejor que la gente saliera a pasear por las noches en estas maravillosas embarcaciones. Eso sin duda serviría al turista”. (I)